Mundial Rusia 2018 Lo que hay detrás de las historias sensibles de Antoine Griezmann y de Josema Giménez El francés, que se siente uruguayo, no gritó el gol; el defensor se largó a llorar de la impotencia en pleno partido.
Zona mixta en el lenguaje de los mundiales es igual a esa especie de pasillo serpenteante construido con tabiques de alrededor de un metro de altura. Por ahí circulan los jugadores desde el vestuario hasta el micro.
Del otro lado de esos separadores plásticos, los periodistas tratan de cazar algún testimonio. A veces, ese espacio compartido resulta inútil porque los futbolistas pasan corriendo a velocidad de Fórmula 1 o porque declaran con frases de compromiso.
En otros casos, vale la pena. Ahora, aquí, con la clasificación de Francia y con la eliminación de Uruguay todavía bien caliente, por ese camino circulan dos historias con una sensibilidad total protagonizadas por hombres que en este cruce de cuartos de final, cada uno a su manera, dejaron una huella.
Ahí viene José María Giménez. El socio fresco de Diego Godín en el corazón de la defensa elegida por Oscar Tabárez. Es el uruguayo de 23 años nacido en la Toledo uruguaya que emocionó al planeta llorando de impotencia cuando formaba la barrera en pleno tiro libre rival, cuando el partido se iba y advertía que no podían revertirlo.
Es el defensor central del Atlético de Madrid que, después del último pitazo de Néstor Pitana (otro correcto arbitraje que lo impulsa a una final que ahora ya no tendrá sudamericanos), se desplomó en el césped y quedó tendido de cara al cielo.
Primero, Giménez, deja una frase sobre el partido: "Uruguay siempre fue muy precavido en los detalles. Y un detalle hoy nos puso uno a cero abajo. Como selección tenemos mucha precaución en los detalles. Siempre hablamos de los detalles, los detalles, los detalles... Y los detalles definieron el partido".
Ahí nomás entrega una reflexión sobre los cuatro mil uruguayos que hasta aquí llegaron: "Así como los hinchas están orgullosos de nosotros, también nosotros estamos orgullosos de ellos. Somos un país tan pequeño que luchamos siempre por cosas tan grandes que a veces es increíble ver tanta fuerza, sobre todo no sólo en el fútbol sino en la vida".
A Josema Giménez hay que clavarle la mirada en esos ojos que le siguen brillando, pero que ahora no se hallan surcados por ninguna lágrima. Así, cara a cara, nace este minidiálogo con Clarín:
-¿Qué pasaba por tu cabeza y por tu corazón en ese tiro libre en el que te pusiste a llorar?
-Tristeza. Tristeza porque se nos estaba yendo nuestra ilusión mundialista una chance hermosa. Estas oportunidades se dan muy pocas veces en la vida. Veía que estábamos haciendo todo, pero no se podía. Estaba muy triste.
-¿Qué te dijeron Muslera y Godín cuando te fueron a levantar del piso apenas finalizado el partido?
-Que levante la cabeza, que esto es así. Es jodido, porque soñábamos con seguir dándole alegrías a nuestro pueblo.
-¿El jugador uruguayo siente de una manera especial?
-Sí, yo creo que sí. Cualquier jugador de fútbol uruguayo sufre mucho cuando no gana. Y hoy quedó demostrado. Todo el equipo hundido.
-¿Qué es Tabárez para todos ustedes?
-Tabárez es el que nos enseñó todo el camino, el que nos hizo ver el fútbol de otra manera, como otros países capaz no lo ven.
-¿A qué te referís? ¿Cómo les hace ver el fútbol Tabárez?
-A todo, todo, todo. Para que te des una idea, cuando el Maestro termina una charla, nos pide que antes que nada en la cancha tengamos conducta.
Ya se fue el uruguayo de verdad. Ahora le toca charlar con la tele. Pero no hay que distraerse. De repente, aparece Antoine Griezmann, un francés que se siente uruguayo y no lo esconde. El jugador más valioso del partido para la FIFA. El que manejó la pelota moviéndose por los sitios que observaba como más adecuados.
El del remate que derivó en el blooper de Muslera, en el mismo arco donde se había equivocado Wilfredo Caballero ante Croacia. El delantero que le dijo "no" al Barcelona, casi una celebridad futbolera, se maneja con modestia absoluta. Habla para los franceses, pero después se engancha con los uruguayos y con un par de argentinos.
No gritó Griezmann su gol por los lazos que lo atan en muchos sentidos a distintos uruguayos que el fútbol le fue cruzando por la vida. Por ellos incorporó la costumbre del mate, habla perfecto español y hasta se hizo hincha de Peñarol. Es más: el padrino de su hija es Diego Godín, con quien comparte equipo en el Atlético de Madrid del Cholo Simeone.
"Me hubiera gustado celebrar el gol, pero no lo grité por respeto. Enfrente tenía amigos y compañeros. Los uruguayos me han ayudado mucho en toda mi carrera", explica Grizou. Y de la equivocación de Muslera opina: "Estos balones se mueven mucho. Quiso despejar de una manera, pero no le salió bien. Puede pasar".
Griezmann cuenta su devoción por el mate: "Cada año me fui cruzando en mi carrera con algún uruguayo, como Carlos Bueno, Diego Ifran, Chori Castro... Y después Godín me regaló el termo y el mate. Ahora yo les estoy cebando a todos".
Por algunas historias en común con Argentina que lo ubicaron en una pulseada rioplatense, también se le pregunta. Y el francés nacido hace 27 años en una pequeña ciudad llamada Macon, no duda: "Soy uruguayo".
Fuente: Clarín
Sábado, 7 de julio de 2018
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