Me declaro culpable, aunque no recuerdo lo que hice. Que me condenen por lo que hice y por las evidencias que tuve en mis propias manos”, declaró ayer Marcelo Tomaselli durante la primera jornada del juicio que se le sigue por el crimen de su mujer, Carla Figueroa, ocurrido el 10 diciembre.
Tomaselli, de 26 años, mató a su esposa de once puñaladas frente a su hijo de tres años. El hecho ocurrió en la casa de su madre, Rosana Muchiut, en calle 36 al 1200, del barrio Indios Ranqueles, de General Pico, en La Pampa. El femicidio tuvo lugar siete días después de que el joven saliera en libertad tras estar preso por haber violado a su mujer, luego de haber sido beneficiado con la figura del avenimiento, gracias al perdón de la víctima. El caso generó que el Congreso Nacional derogara la figura del avenimiento.
El debate oral comenzó ayer por la mañana en el Tribunal de Audiencia de General Pico. Con una fuerte custodia policial, Tomaselli llegó a la sala y se sentó en el banquillo de los acusados, frente a los jueces Florentino Rubio, Fabricio Losi y Juan Alberto Abraham. El hombre vestía un pantalón de jean azul y un buzo bordó, tenía el cabello muy corto y el rostro pálido. A su lado, estaba el defensor oficial Walter Vaccaro y en frente, el fiscal de juicio, Alejandro Gilardenghi.
El imputado, que enfrenta el cargo de homicidio agravado por el vínculo, dijo no recordar qué pasó esa noche y que se fue enterando por terceros de lo ocurrido. Y prefirió aportar algunos detalles de situaciones previas al crimen. “Ella estaba rara, quería hablar conmigo y no sabía por dónde empezar. Me pidió perdón por engañarme, me dijo que el bebé no era mío y me pedía disculpas por haberme acusado de algo que no hice”, expresó el acusado al aludir a la denuncia de violación que le había realizado su esposa.
“La maté en la pieza, pero no lo recuerdo. Tampoco me acuerdo del cuchillo”, dijo Tomaselli al referirse al arma homicida.
La madre del acusado, única testigo presencial del hecho, también declaró ayer. La mujer contó que alrededor de las 4:30 de la madrugada, cuando la pareja regresó de pasear y de tomar unos mates, su hijo le entregó al niño y vio a Carla parada y quieta en la habitación.
“Carla me miró como diciendo ‘sacame de acá’. Yo me fui a la habitación con el nene, tenía miedo y quería protegerlo. No era mi hijo, estaba transformado y los ojos como salidos para afuera, cerró la puerta y me imaginé lo peor, que la estaba matando”, relató quebrada por el llanto Rosana Muchiut. Luego agregó que vio salir a su hijo de la habitación “todo ensangrentado” y que le dijo “ya está, mamá, ¿no me das un beso? Mi corazón está aliviado.”



Fuente: Tiempo argentino