Nacional
De consultor del diario La Nación a empresario con el CUIT suspendido
Jorge Toselli aparece con frecuencia en el matutino de los Mitre y en Clarín aunque su firma no puede realizar operaciones comerciales por su situación fiscal irregular. Twitter y derrapes.
Viernes, 13 de julio de 2012
              


La difusión pública de la falta de presentación de declaraciones juradas de la inmobiliaria Jorge Toselli Brokers y la suspensión de su CUIT, por parte de la AFIP, hasta que regularice su situación, fue objetada ayer por un columnista del diario La Nación. El constitucionalista Daniel Sabsay fue quien consideró que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner había violado la confidencialidad que impone la ley en materia fiscal a todos los funcionarios. El artículo, titulado “Una actitud extorsiva que impone temor”, fue publicado, casualmente, en el matutino que cada sábado edita un cuadro de precios del sector en base a los datos que proporcionan cinco empresas del rubro, una de ellas, obviamente: JT inmobiliaria. El mismo que, junto con el diario Clarín –que publicó la nota en la que desde las oficinas de Toselli se aludió a la caída de la actividad producto de las restricciones a la compra de dólares para la adquisición de viviendas–, tienen al broker entre sus consultores preferidos a la hora de evaluar la situación del mercado inmobiliario.
Dijo Daniel Sabsay: “El episodio no puede sino generar una fuerte reacción de parte de todos los que deseamos vivir en un Estado de Derecho. Cuesta creer que la presidenta, en particular teniendo en cuenta su condición de abogada, desconozca que la normativa impositiva les impone a todos los funcionarios el deber de mantener la confidencialidad en materia fiscal”.
Sin embargo, el constitucionalista obvió un detalle: el artículo 101, de la ley 11.683 de procedimientos fiscales, lo desmiente. En dicho artículo se especifica que “no están alcanzados por el secreto fiscal los datos referidos a la falta de presentación de declaraciones juradas, a la falta de pago de obligaciones exigibles, a los montos resultantes de las determinaciones de oficio firmes y de los ajustes conformados, a las sanciones firmes por infracciones formales o materiales y al nombre del contribuyente o responsable y al delito que se le impute en las denuncias penales. La AFIP, dependiente del Ministerio de Economía, queda facultada para dar a publicidad esos datos, en la oportunidad y condiciones que ella establezca.”
El caso de Toselli expone la matriz de una clase dominante que se niega a resignar el mínimo privilegio en pos del bien común. El broker, según la campaña de promoción que realizó el publicista Gabriel Dreyfus para su empresa, concentra gran parte de sus negocios en Barrio Norte y Recoleta. A esa campaña –realizada en 2008, último año en que Toselli presentó su declaración jurada– pertenece el polémico aviso con la figura de Barack Obama que ilustra este artículo.
El empresario lleva tiempo cuestionando al gobierno y a la presidenta. Lo hace vía Twitter y en el mismo tono con el que se expresaron los caceroleros del norte de la ciudad hace algunas semanas.
Más allá de sus elogios al periodista Jorge Lanata y de sus críticas a la nacionalización de las empresas estratégicas de la Argentina, @jorgetoselli –como mostró ayer CN23– imprime su estilo en 140 caracteres. Define a través de la red social: “Fútbol para todos… TV para todos. Y putas para todos para cuándo?” o “Aerolíneas tiene la flota más moderna. Tiembla Air France, qué papelón”; “El dinero gastado en las Primarias, ¿por qué no se destina a hospitales? Sigue la soberbia y el autoritarismo, no se curan más”; “Ojalá que no estaticen/expropien más. Esto nos juega en contra. No se dan cuenta que no vendrá ningún inversor a poner dinero. Salvo Narcos”; “Escuchando a CFK. Me dicen en qué país estamos viviendo. Por favor”. Obviando en esta nota, por buen gusto, la mayoría de los comentarios del broker.
Lo sorprendente es que el propio Toselli brindó hace apenas dos meses el testimonio central de una nota –casualmente– en La Nación que bajo el título “Pocos, caros y muy requeridos” entregaba cifras elogiosas sobre la actividad de la construcción en la Ciudad de Buenos Aires al considerar que en 2011 había llegado a su tope “2.562.811 m² en la Ciudad de Buenos Aires, lo que representa casi el 100% más de lo que se edificó en 2010” y que por eso mismo había que esperar de ahora una merma en el mercado.



Fuente: Tiempo argentino
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