Mundo Huelga global: el gobierno alemán invertirá USD 110 mil millones hasta 2030 para combatir el cambio climático En el día en el que jóvenes de todo el mundo convocados por Greta Thunberg tomaron las calles en masivas marchas a favor del medio ambiente, se conocieron los detalles del compromiso del país europeo. Alemania va a invertir al menos 100 millones de euros de aquí a 2030 para "proteger el clima y favorecer la transición energética", según el texto final aprobado este viernes por el gobierno alemán.
Este esfuerzo, que ha sido reclamado en manifestaciones masivas en todo el país, permitirá que la primera economía europea acelere la reducción de sus emisiones contaminantes, por ahora alejada de sus objetivos.
Bajo presión de manifestaciones masivas en toda Alemania, los partidos de la frágil coalición gubernamental de Angela Merkel alcanzaron un acuerdo para poner en marcha una estrategia climática.
"Hay un acuerdo con muchas medidas y un mecanismo de verificación anual" para garantizar que se cumplen los objetivos de reducción de gases de efecto invernadero, indicaron a la AFP fuentes próximas al Ejecutivo.
El reto consiste en tomar medidas para incitar a los alemanes a reducir las emisiones contaminantes y lograr que el país cumpla con sus compromisos en este sentido.
El anuncio coincidió con una manifestación de miles de personas, 80.000 según los organizadores, que se congregaron en el centro de Berlín, junto a la emblemática Puerta de Bradenburgo, para exigir más medidas gubernamentales contra el cambio climático, en el marco de una huelga mundial.
Se esperaba que la movilización contara con un fuerte seguimiento en Alemania, donde los ecologistas cosecharon éxitos electorales recientemente.
Presión
Se convocaron manifestaciones en 575 municipios del país, algo "nunca visto", consideró la portavoz alemana del movimiento "Viernes por el futuro", Luisa Neubauer, en un tuit.
Los partidos discrepaban, sobre todo, en cómo financiar el plan, algo extremadamente complicado porque el Gobierno rechaza contraer nuevas deudas, ciñéndose a una política de ortodoxia presupuestaria.
Las negociaciones tropezaban en los detalles de las medidas que podrían tomarse. Uno de los escollos radicaba en el modelo de tarificación de las emisiones de CO2, donde la gasolina, el diésel, el gas de calefacción y el fuel podrían incorporarse en un mercado nacional de certificados y su precio podría subir, unos 11 céntimos, por ejemplo, en el caso del litro de diésel.
La estrategia del gobierno también incluye un conjunto de medidas para reducir las emisiones de gases con efecto invernadero en los sectores de la energía, la construcción, la agricultura, la industria y los transportes.
Entre éstas, se encuentra la promoción de los transportes públicos y de los trenes, el aumento de los precios de los billetes de avión dentro de Alemania o varias subvenciones para desarrollar vehículos eléctricos o sistemas de climatización particulares eficaces y limpios.
Gobierno frágil
En paralelo, el plan persigue impulsar el desarrollo de las energías limpias (solar, eólica o biomasa), para que éstas generen el 65% de la electricidad para 2030 (frente al 40% actual).
El Ejecutivo de Merkel está siendo objeto de una gran presión. Debe responder a las expectativas de la movilización iniciada por los jóvenes de "Viernes por el futuro", un movimiento creado por la activista sueca Greta Thunberg.
Además, alcanzar un acuerdo era vital para la supervivencia de la propia coalición, muy frágil desde que se constituyó el año pasado.
El ministro de Finanzas, Olaf Scholz (socialdemócrata), vinculó directamente la vigencia de la coalición, muy impopular en Alemania, a la elaboración de un "gran proyecto climático".
A principios de año, Alemania decidió abandonar el carbono para 2038, pero todavía tiene que programar el cierre de sus minas y sus centrales. Un desafío aún mayor si se tiene en cuenta que el país prevé abandonar la energía nuclear para 2022, una decisión tomada en 2011 tras la catástrofe de Fukushima.
Además, su potente industria del automóvil dio durante mucho tiempo prioridad a los vehículos de gasolina o diésel, y empezó a reconvertirse hacia la producción de autos eléctricos tardíamente.
El país, que se comprometió a reducir las emisiones de CO2 un 40% en relación con 1990, solo lo habrá conseguido en un tercio. Para 2030, espera reducir sus emisiones un 55%.
fuente: Infobae
Viernes, 20 de septiembre de 2019
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