Deportes La guerra de los Borrachos del Tablón: quién es quién en cada una de las facciones que pelean por el poder en la tribuna de River La pelea recrudeció cuando los bandos estuvieron a punto de chocar en la previa del encuentro ante Godoy Cruz, en el estadio de Lanús. La lupa sobre los protagonistas. Cambian los protagonistas, pero la historia siempre es la misma. Violencia, sangre, armas de fuego y un negocio infernal. De eso se trata liderar Los Borrachos del Tablón. En un tiempo la barra era de Matute. Junto a él reinaba Daniel Matutito Taranto, asesinado a la salida de la cancha de Vélez en octubre de 1983, tras un superclásico. Después se la prestaron entre Joe Ferreyra, el Viejo Walter, el Oso Gallardo, He-Man, Tío Rico hasta que llegó la época de Miguel Alejandro Cano, alias Sandokan quien a látigo y fierros manejó la barra hasta que cayó tras amenazar a Daniel Passarella en su primera etapa como técnico del club. Y a mediados de los 90 el dueño del paravalanchas se llamaba Luisito Pereyra, quién mantenía el poder en un trípode que completaban Edgar el Diariero Butassi y Ramón Rito Barrios. La caída de éstos tras el crimen del hincha de Independiente Christian Roussoulis posibilitó primero el ascenso a Alejandro Flores, el Zapatero, que por entonces era pesado en la zona de Constitución, y tenía por ladero a Albino el Monito Saldivia, y después la coronación de un grupo de Patovicas conocidos por entonces como La banda del Yogurt y que haría historia en la violencia en el fútbol, ya que sus líderes eran Adrián Rousseau y Alan Schlenker, quienes manejaron a Los Borrachos del Tablón hasta el enfrentamiento que derivó en 2007 en el crimen de Gonzalo Acro.
Ahí hubo un breve interregno del grupo de Palermo, con Rubén Oveja Pintos, Carlos Urko Berón y Pablo Cuca Girón a la cabeza hasta que a mediados de 2008, tras una cruenta batalla interna en la cancha de Vélez entre la banda del oeste y los que habían quedado del grupo de Rousseau, se coronó el nuevo poder de la barra de River con Martín Araujo y Guillermo Caverna Godoy a la cabeza. El primero se bajó hace un tiempo, pero los últimos 11 años fueron de dominio completo de Caverna. Hasta la final frustrada del 24 de noviembre del año pasado, por la Copa Libertadores. La barra cayó en derecho de admisión y parecía que el hueco en la tribuna Sívori del Monumental podría ser eterno. Sólo parecía. La barra de River está en una nueva interna feroz por su control con nuevas y viejas caras que pretenden dominar todo el mundo que rodea al equipo de Gallardo y así volverse, como el mote del equipo, Millonarios.
La pelea hoy tiene no menos de seis bandos bien diferenciados. Por un lado, Caverna Godoy, aún cuando tiene derecho de admisión y varias causas penales en curso (la última y más resonante la lleva el fiscal Norberto Brotto, por la reventa de entradas y como organizador de la barra) mantiene un núcleo que le es fiel con asiento en San Miguel, José C. Paz, Campo de Mayo y Bella Vista. Si bien no entra a la cancha, sigue moviendo los hilos de su gente gracias a los aceitados contactos que hizo durante toda su jefatura. Su nuevo abogado en la causa por reventa de entradas es Fernando Burlando.
De otro lado, se posicionó como su sucesor Sergio Alejandro Medina, el famoso Ale de Budge, ahora preso por la derivación de la frustrada emboscada del partido de Copa Argentina frente a Godoy Cruz. Afiliado vip del gremio de camioneros, custodio de Hugo Moyano en actos del año pasado, lidera la violentísima facción de Ingeniero Budge que recluta también gente de otras ciudades de Lomas de Zamora. Medina tiene un prontuario de temer y su último paso por la cárcel data de 2015, cuando fue condenado a tres años de prisión por liderar una caravana rumbo a la cancha de River con armas de guerra. Junto a él fue condenado su hijo Brian, quien también está preso ahora por los allanamientos del domingo pasado. Medina fue siempre mano de obra de quienes ejercían el poder hasta que se dio cuenta, con la caída en desgracia de Caverna, que era su tiempo. Y no lo amilanó que le abrieran otra causa por extorsión a los puestos de comida y bebida de los alrededores del Monumental. Si querían trabajar, debían tributarle ahora a él. La causa quedó radicada en el juzgado de Instrucción 27. Medina además es conocido por merodear con su gente el predio de La Salada. Fue baleado a dos cuadras de su casa por un ajuste de cuentas presuntamente ligado a estos vericuetos. El abogado de esta facción es el histórico letrado de la barra de River, Diego Valente, quien acaba de lograr que se dicte la nulidad del procedimiento sobre los barras que aún quedaban apresados por la Copa Argentina, los hermanos Peralta, diciendo que no hubo testigos del procedimiento policial, y consiguió que sean sobreseídos. Insólito.
Otro bando que se encaramó en la cúpula del poder y quiere coronar ahora es la facción de Beccar, que está liderada por tres hermanos: Mauro, Leandro y Alejo Ferraras. Ganaron fama en dos episodios muy mediáticos: la Promoción contra Belgrano en 2011, cuando el mayor ingresó a la cancha encapuchado a arengar a sus jugadores en medio del partido, y cuando uno de ellos le robó la camiseta a Messi tras un partido de Eliminatorias frente a Colombia en 2013. También se hicieron notar en la final del Mundial de Clubes contra el Barcelona, cuando otro de ellos se mandó al césped. Desde 2016 crecieron en poder porque reclutaron gente de Villa La Cava, en San Isidro, para sostener a la facción oficial si la disidente volvía por el poder. Y ahora van por todo.
Del grupo oficial también hay una cuarta línea que alimenta ese magma violento y que se maneja subterráneamente para pasar inadvertido. Es liderado por Juan Carlos Chimi Leguizamón, Mariano Golo Patanchon y Gustavo el Uruguayo Larrain. El primero formaba parte de los barras que habían sido empleados por el club en la época de José María Aguilar para blanquear la plata en negro que iba a las arcas de los dueños de la Sívori. Fue procesado y terminó con una probation en la causa por amenazar al árbitro Pezzotta y aunque está en la lista de Tribuna Segura, varias veces se lo vio siguiendo a River. El segundo tuvo un proceso por amenazar con armas blancas a un representante de jugadores y tiene vínculos con el grupo de Saavedra mientras que el tercero fue parte de la famosa batalla de los quinchos, entre tantos otros capítulos de la guerra interna en los que participó. Y junta gente tanto en La Boca como en Belgrano. Junto a ellos merodea Martín Vallejos, que es fuerte en la zona de Soldati.
Este delicado equilibrio de fuerzas en la barra oficial terminó de resquebrajarse cuando los tambores de guerra empezaron a sonar del otro lado, de la mal llamada banda del Oeste, que hoy es una coalición de distintos grupos que quedaron fuera de la barra en 2012 y se juntaron a fin de 2018 con la promesa de recuperarla. Ya no la encabezan los hermanos Bellino de Paso del Rey ni referentes como Richard Gerino o la Bruja Careri de Flores, ni Gastón Líder Barraza que era el referente de Morón y aledaños, o Darío el Toti Velárdez, un peso pesado de la zona de Hurlingham y de armas tomar, ni Rocky Raposo, que hacía de las suyas en Lugano, Mataderos y Bajo Flores. Hoy sus hombres clave son Alejandro Flores, sí, el famoso Zapatero, que vuelve por lo suyo tras 20 años y Martín Núñez Giogosa, apodado Saviolita por cierto parecido físico con el delantero y que salió de prisión a fines de 2016. Saviolita fue el articulador de todo el grupo de Merlo y Moreno, el más numeroso de la disidente y que se hizo fuerte el miércoles pasado en el partido de Copa Argentina contra Godoy Cruz, cuando colgaron de la tribuna la bandera que reza “Nosotros somos la historia”. Si bien Saviolita pasó por varios lugares de la barra, y hasta fue parte de la oficial, en 2012 se abrió y comenzó a intentar desbancar por entonces sin éxito a Caverna Godoy. Ahora, con fuerte presencia de violentos y muchos contactos en la política de la zona Oeste del Conurbano, cree que llegó el momento de coronar.
Junto a ellos, si bien no de cuerpo presente, está Ariel Pato Calvici. Forjado en el gimnasio del club y heredero de La banda del Yogurt, pasó de ser fuerza de choque de Adrián Rousseau a tener vuelo propio. Pero cuando quiso dominar la barra en 2013 fue echado por Araujo y Godoy y desde el exilio armó su venganza, aunque le salió mal: fue quién planeó el ataque a la confitería del club en 2014 y por lo cual terminó en prisión casi dos años. Salió pero no pasó mucho tiempo hasta volver a tener problemas con la ley y hoy tiene prisión domiciliaria. Igual desde esa condición maneja mucha gente de la zona de Pilar y Benavídez que se sumó con ganas a la disidente para intentar regresar al paravalanchas. Todos están expectantes para mover su ficha. Falta sólo una semana para el superclásico de la primera semifinal de la Copa Libertadores y cada facción quiere ser la dueña del Monumental. Ojalá haya un buen operativo de seguridad que impida que consigan su objetivo.
Por Gustavo Grabia.
Fuente: Infobae.
Miércoles, 25 de septiembre de 2019
|