España Elecciones en España Indignados reflexionan en Puerta del Sol y en Plaza Cataluña Cecilia Guardati ¿Qué le pedirías al próximo gobierno? Con esta consigna arrancó la jornada de reflexión colectiva en la madrileña Puerta del Sol, donde se congregaron cientos de indignados. La respuesta fue contundente: “Que dimita”. Los indignados de Madrid y Barcelona regresaron a los lugares emblemáticos donde nació este movimiento, la Puerta del Sol y Plaza Cataluña, respectivamente, para “reflexionar” de forma activa y colectiva en la jornada previa a la cita con las urnas.
Y lo hicieron de forma pacífica y con una intención reivindicativa, aunque con menos fuerza que hace seis meses, cuando protestaron de masivamente ante los comicios regionales y autonómicos.
Megáfono en mano, uno a uno, los cientos de ciudadanos que se reunieron en la capital española alzaron su voz para hacer reclamos y propuestas que, si se recopilaran, podrían formar parte de un programa electoral, ese que no presenta ninguno de los partidos que concurren a las elecciones.
Se exigió que se condene del franquismo, que los políticos estén al servicio de los ciudadanos, que se fiscalicen las cuestas del Estado, la abolición de los países fiscales, que se cambie la ley electoral, que no se criminalice a la inmigración, que se elimine la explotación laboral; y educación y sanidad de calidad, entre otras cuestiones.
Con ingenio, los indignados también escenificaron la “última boda gay” ante la amenaza de que el conservador Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy, al que las encuestas otorgan una mayoría absoluta, borre de un plumazo cuando llegue al poder un derecho que han ejercido ya miles de españoles por una ley impulsada por el gobierno del socialista José Luis Rodríguez Zapatero.
Además, entre cientos de turistas curiosos, recrearon el desahucio de una de las tantas familias que diariamente pierden su vivienda hipotecada a manos de los bancos, una realidad que afecta a miles de hogares en España, y que se ha convertido en un drama, especialmente para los inmigrantes.
En Barcelona, tras resistir al desalojo de un edificio ocupado para que utilicen varias familias que fueron desahuciadas, los indignados celebraron una asamblea en la Plaza Cataluña para continuar con la dinámica de lucha y debatir sobre las opciones de cara a los comicios, que van desde la abstención activa, el voto nulo activo y el voto a partidos minoritarios.
Los comicios tendrán lugar en medio de la peor crisis económica de la historia reciente: cinco millones de desocupados, perspectivas de recesión y acoso constante de los mercados sobre la deuda externa, que sitúan a España en la zona de rescate.
Las encuestas pronostican una victoria por amplia mayoría absoluta al PP de Rajoy sobre el candidato socialista Alfredo Pérez Rubalcaba.
A pesar de que el panorama es hoy más negro que antes y se avecina un gobierno de derecha, los indignados no se desaniman y garantizan que después del 20-N –como se refieren a los comicios- no habrá tregua.
Gema Sánchez, murciana de 32 años, que se considera “privilegiada” por tener trabajo, afirma que “habrá una gran movilización social después de que el PP gane las elecciones”.
Aunque ella era una votante fiel del partido Izquierda Unida, mañana no va a votar, sino que ejercerá la “abstención activa” como opción política.
“Voy a reclamar frente a la mesa electoral que se tenga en cuenta la abstención y que se cambie la ley electoral”, explica en declaraciones a Télam.
Paco González, en cambio, dice que votará, a pesar de que en el 20M es mayoritaria la opción de la abstención.
“Votaré a Izquierda Unida, porque con el bipartidismo siempre se desperdician muchos votos y la izquierda queda debilitada”, dice a esta corresponsal.
Este hombre jubilado, que participa activamente del movimiento indignado, también cree que a partir de mañana la situación será peor porque “los del PP representan a los buitres que gobiernan en el mundo entero”.
Pero Luis y Alfonso ni siquiera pueden elegir entre votar o no. Son inmigrantes, el primero ecuatoriano y el segundo peruano, y llevan más de diez años en España. Sin embargo, no tienen derecho a sufragar, y sus futuros penden de un hilo, porque ambos están bajo amenaza de desahucio.
“Los inmigrantes somos los olvidados en estas elecciones. Yo estoy desesperado, tengo una hija y llevo ya varios meses sin cobrar el seguro de desempleo”, explica a Télam Luis.
Con sus 32 años, este joven inmigrante trabajó como chofer y en la construcción, cobraba unos 2.500 euros, lo que le permitió hacer frente a una hipoteca. Ahora vive de la poca ayuda que le pueden brindar sus familiares y de la solidaridad de lograron tejer entre sí los indignados.
Sábado, 19 de noviembre de 2011
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