Torneo Inicial Cuidado que viene Boca  Cada vez más seguro de sus propias armas, logró ayer una de esas victorias que hasta hace poco se le escapaban. Jugó por momentos bien, Riquelme volvió y fue figura, Gigliotti hizo los dos goles y está a sólo 4 puntos de Newells.
Cuenta la leyenda que había un equipo que ganaba siempre. Un conjunto que, comandado por un Virrey de reluciente calva y algunos cabellos blancos como las nubes mismas, siempre encontraba la manera de doblegar a sus rivales. Una formación que, cuando el cambio de siglo era inminente, grabó a fuego su nombre en la historia al mantenerse invicta por 40 partidos. Quince años después, el forjador de aquella escuadra de armadura azul y oro, volvió para darle vida nuevamente al mito. Le costó. Mucho. Más de lo que él hubiera querido. Más de lo que cualquiera hubiera esperado. Pero, de a poco, Boca empieza a volver a ser el Boca de Bianchi. Y la victoria sobre Quilmes es una buena muestra de ello. No tuvo el Xeneize los brillos que habían deslumbrado en los anteriores dos partidos como local (contra Vélez y, especialmente, frente a Racing), pero ganó uno de esos partidos que se había desacostumbrado a llevarse. Y estuvo bien que lo ganara. Como en aquel equipo que se llevó el doblete en la temporada 1998/99 y fue la génesis del campeón de la Libertadores 2000, el conjunto del Virrey pegó primero cuando pasaba poco y nada en el campo de juego y supo construir la legitimidad de la ventaja a partir de la ventaja misma. A partir de un Juan Román Riquelme determinante y conductor como pocas veces había conseguido serlo en el año, un Fernando Gago que sacrificó el protagonismo de partidos anteriores en pos del colectivo, un Pablo Ledesma cada vez más afianzado en su nuevo rol de mediocampista central y un Emmanuel Gigliotti que empezó a plasmar en la red lo que sus antecedentes indicaban, Boca fabricó tres puntos en donde no hace mucho tiempo atrás hubiera habido uno (o ninguno). El final del camino que lleva al ideal puede verse, pero todavía no está tan cerca como quisieran todos por la Ribera. Porque al Xeneize todavía le da muy bajo el índice que relaciona situaciones generadas y goles convertidos. Y, en especial, porque le falta todavía terminar de construir la solidez defensiva, esa que años atrás hacía pensar que, una vez que el equipo estaba arriba en el marcador, no había manera de que el encuentro se le escapara. Contra el Cervecero, lejos estuvo de instalarse esa sensación en el Alberto J. Armando: con muy poco, casi nada, en las contadas ocasiones en las que el visitante se animó a atacar, preocupó. Claro que, al haber mantenido Agustín Orion su arco en cero por tercer partido consecutivo, para el entrenador queda la tranquilidad de saber que se transita por el sendero correcto. Y eso, a una semana del Superclásico y con la expectativa de tener la punta a solamente cuatro unidades, es una buena noticia. EL GOLEADOR “Al nueve le piden que haga goles y por suerte pude convertir. Me estoy acostumbrando a la camiseta de Boca.” Emmanuel Gigliotti EL CHIQUI “Jugamos bien, no sufrimos demasiado.Es una pena la lesión de Ribair, pero estamos bien para enfrentar a River.” Claudio Pérez
Lunes, 30 de septiembre de 2013
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