Sería un importante narco. El presunto asesino de Cabral. El costarricense Alejandro Jiménez, imputado por el asesinato del artista y capturado el sábado por la Policía colombiana, era un “pez gordo” del narcotráfico, con fuertes vínculos con el poderoso cártel de Sinaloa, del “Chapo” Guzmán.
Jiménez, conocido con el alias de Palidejo, habría intentado entrar a Colombia bajo la protección de Los Rastrojos, un emergente cártel colombiano que, además, le había prometido protección, según el director de la Policía, el general Óscar Naranjo. La idea posterior era “llevarlo al sur del continente” en donde se sintiera más tranquilo.
Las autoridades colombianas aseguraron que en su carrera delictiva, Alejandro Jiménez acumuló propiedades valoradas en más de 2 millones de dólares y al menos 10 automóviles último modelo.
Su colección de vehículos fue decomisada en Centroamérica, en acciones en las que además fueron encontrados documentos que probarían su liderazgo y ascendencia entre los cárteles centroamericanos.
De 38 años y oriundo de la ciudad de Alajuela, a unos 22 kilómetros al noroeste de San José (capital de Costa Rica), Jiménez fue acusado por la Fiscalía General costarricense en agosto pasado de ser líder de una vasta organización de lavado de dinero en la que involucró a su esposa y a sus padres, quienes presuntamente salieron del país en julio de 2011 en avión hacia Japón.
La caída de Jiménez tuvo lugar el sábado pasado sobre las seis de la tarde del sábado pasado en la Bahía Solano, en el Pacífico colombiano. Fue una operación rápida y sin disparar un solo tiro. Comandos de la Armada Nacional de Colombia rodearon la lancha en la que se trasladaba el narcotraficante costarricense y lo obligaron a detener la marcha.
Jiménez mantuvo la tranquilidad suficiente para decir que era un simple pescador, y que se llamaba Carlos Emilio Cardona Marín. Su aparente inocencia contrastaba con los tatuajes de sus brazos: el dibujo de una mirada intimidatoria, en uno, y una serpiente, en el otro. Iba en compañía de dos colombianos más que refrendaron su testimonio.
Los miembros de la Armada, sin embargo, sabían que era un pez gordo que horas antes se les había escapado a las autoridades panameñas, que de inmediato dieron el aviso a sus homólogos colombianos para que estuviesen alerta en aguas colombianas.
Al identificarlo por imágenes fotográficas y por sus huellas dactilares, comprobaron que no sólo se trataba de un delincuente poderoso, sino que era el propio culpable de la muerte de Facundo Cabral.
Ahora se está a la espera de la deportación de Jiménez. Ayer, martes, Colombia lo envió en avión a Guatemala, dado que asesinó a Cabral en este país, pero poco después que la nave remontara el vuelo se dio la orden de que regresase a Bogotá, según informa Efe.
Costa Rica había pedido garantías de que su ciudadano no sería condenado a muerte por la justicia guatemalteca, aunque desde hace años Guatemala no aplica esta condena al estar adherido al Sistema Interamericano de Derechos Humanos. La entrega a Guatemala se completó en la madrugada del miércoles tras recibir garantías por parte de ese país.
Facundo Cabral (La Plata, 22 de mayo de 1937-Ciudad de Guatemala, 9 de julio de 2011) fue asesinado a tiros tras un concierto cuando se desplazaba en una camioneta en dirección al aeropuerto. Los sicarios que le dispararon iban tras el empresario Henry Fariña, quien conducía el vehículo, mientras Cabral viajaba en el puesto de copiloto.
Jiménez había roto relaciones con su antiguo amigo Henry Fariña (investigado por narcotráfico y lavado de capitales), debido a problemas de dinero, situación que lo habría llevado a tomar la decisión de asesinarlo. Lamentablemente, la orden coincidió con la presencia de Facundo Cabral en Ciudad de Guatemala.
Fuente:Infonews
Miércoles, 14 de marzo de 2012
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