Deportes Números en rojo, un punto de 12 y el golpe en el clásico: Caruso Lombardi no logra ser "el salvador" de Huracán El arranque prometedor en Tucumán fue sólo eso; después, el Globo sólo rescató un empate en cuatro partidos, con el plus de la caída ante San Lorenzo; el DT, experto en rescatar equipos, no puede reanimar al Globo.
Lo vivió de pie durando los 90 minutos de juego. Prácticamente, no se movió del límite que hay entre el corralito por el que pueden desplazarse los entrenadores y la línea lateral. Casi metido dentro del campo de juego. Gesticulando, verborrágico, fiel a su estilo.
Ricardo Caruso Lombardi abrió los brazos, protestó, intentó encontrar explicaciones. Se fue del Nuevo Gasómetro dolido por la actuación del árbitro Diego Herrera tras la derrota 2-0 en el clásico frente a San Lorenzo. Su postura, su molestia, también podría emparentarse con el momento incierto que atraviesa el Globo.
Porque lo cierto es que después de un arranque prometedor con el triunfo 2-0 en su visita a Atlético Tucumán por la quinta fecha, Huracán no volvió a ganar y apenas rescató un punto sobre 12 en juego. Para colmo, ahora se le avecinan dos paradas bravas: primero recibirá a Racing y luego tendrá que visitar a River.
Tras la salida de Eduardo Domínguez el 30 de septiembre, la dirigencia de Huracán se movió rápido y arregló la llegada del mediático entrenador, especialista en apagar incendios de equipos comprometidos con el descenso. En algún punto, la decisión no hizo más que exponer el objetivo de los encargados de comandar a Huracán. Con mucho camino por recorrer (apenas se han disputado nueve fechas), la estadística de momento no le da la mano a Caruso: ganó uno, empató uno y perdió tres partidos. Cuando asumió, el elenco de Parque de los Patricios tenía un promedio de 1.160 y hoy hay disminuido a 1.127.
La aventura del DT no pudo haber empezado mejor: en su debut en Tucumán, el lunes 3 de octubre, Luca Sosa abrió el marcador en apenas 60 segundos de juego; Diego Mendoza fue el encargado de cerrar el tanteador de un partido que al día siguiente dejó otra anécdota: el técnico, que había llegado al norte en micro por su miedo a volar, se quedó en Tucumán a observar el encuentro de reserva y luego regresó a Buenos Aires en coche con dos hinchas del Globo.
Dos semanas después, no fue feliz el estreno para Caruso en el Tomás Adolfo Ducó. Temperley fue superior porque manejó mejor la pelota, aprovechó las debilidades defensivas del local y celebró un 2-1 que provocó algunos silbidos para Huracán. Para Caruso tampoco hubo avances en la derrota en La Plata 1-0 frente a Gimnasia. Los simpatizantes también se fueron disconformes después del empate como local con Rosario Central, luego de desperdiciar una ventaja inicial.
Caruso Lombardi se retiró muy enojado del Nuevo Gasómetro. Le cuestionó a Herrera tres momentos puntuales: la jugada que deriva en el penal que Marcos Díaz le atajó a Néstor Ortigoza, la infracción que el volante de San Lorenzo le cometió al arquero tras el rebote y la expulsión de Patricio Toranzo. "Estaba feliz cuando lo habían designado. Lo respeto mucho y me extraña que haya cobrado así. Tuvo cinco minutos desastrosos en los que hizo todo mal. Herrera nos cagó. Se lo dije en la cara, él arruinó el clásico. Me siento decepcionado, no estoy enojado. La decepción es peor que el enojo", declaró.
Antes, sobre el césped, se lo vio mover sus brazos tras la enorme atajada de Torrico a Pusetto en una clara señal de "no se puede creer.". No fue empate por esa gran maniobra del arquero. Una curiosidad: dialogó con tres de sus cuatro defensores (Romat, Nervo y Mancinelli) en el receso para hidratarse y combatir el calor y en la jugada siguiente llegó el gol de Cauteruccio. Caruso le clavó la mirada a Bogado, impreciso en el centro previo.
Con el 2-0 que sentenció el clásico, el cuarto árbitro Silvio Trucco fue el elegido para los reclamos. "Esto no es casual. Trucco no decía nada de nada. ¿No ve una infracción fuerte en lo que debió ser expulsión de Ortigoza? Y la de Toranzo, ¿no se da cuenta que no era ni siquiera para una amarilla? ¿No le puede avisar?", se preguntó. El DT evitó la autocrítica y a la hora de referirse a la complejidad de los siguientes cruces (Racing y River), volvió a la carga contra los árbitros. "No sé qué va a pasar en esos partidos. Pero no quiero que me caguen, ¿por qué me tienen que cagar? Me molesta que inventen todo, no hay derecho".
El andar de Huracán sigue siendo turbulento. No logra sumar unidades y empieza a mirar con desconfianza la tabla de los promedios. Justo con Caruso.
Fuente: La Nación
Lunes, 7 de noviembre de 2016
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