Internacionales Morales, cada vez con menos respaldo indígena El presidente de Bolivia está acorralado por protestas sociales y enfrentado a sus propias fuerzas políticas. Esta semana debió dar marcha atrás en una medida resistida por los sindicatos médicos
Según los más recientes sondeos, la popularidad de Evo Morales se encuentra por debajo del 40% en varias de las ciudades más grandes del país. Una dura situación para el líder que, hace poco más de dos años, lograba su reelección con un histórico respaldo del 64% de los votos. La merma en las encuestas son el resultado directo de los numerosos enfrentamientos que, desde hace meses, vienen desgastando la gestión de Morales. Incluso, está enfrentado con su base, la población indígena que lo consagró como sindicalista cocalero a comienzos de lá década del 80. Ahora, lo rechaza por la construcción de una carretera en el medio del Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS). Además, la Central Obrera Boliviana (COB) volvió a llamar a la huelga para el miércoles 9 de mayo próximo que se prolongaría hasta el vierne 11 en rechazo al decreto que ajusta los salarios en 8% y eleva de 815 a 1.000 bolivianos (143 dólares) el salario mínimo nacional, lejos de la demanda sindical de 1.150 dólares de sueldo básico mensual. La COB, que llamó también para el 15 de mayo a una cumbre social donde se propondrá una huelga indefinida por el mismo motivo, resolvió además "apoyar el pedido de los médicos" de anular el decreto que amplía de 6 a 8 horas su jornada laboral, según el líder de la central, Juan Carlos Trujillo. Sin embargo, horas después, Morales suspendía la restableción de este polémico decreto, que lo había enfrentando duramente con el gremio de la salud.
Médicos, paramédicos, funcionarios de hospitales y estudiantes de medicina se encontraban en huelga hace 35 días. Este explosivo cóctel de protestas sociales obedece, según las autoridades, a una acción premeditada que pretende desestabilizar al Gobierno. "Hay una mano negra en las protestas callejeras. Existe un plan de desgaste (del gobierno) sin importar el precio que debe pagar la sociedad", declaró el viceministro del Interior, Jorge Pérez. Sin embargo, otros, como el ex Defensor del Pueblo Waldo Albarracín deslizan otras hipótesis, como que Evo Morales simplemente cambió de ideología con su roce con el poder.
"Los ideales de alta sensibilidad humana en defensa de los marginados y los excluidos fueron paulatinamente relegados por su carácter autoritario y una ostensible intolerancia a los criterios alternativos. Quien los emite es inmediatamente reprimido; las organizaciones sociales disidentes son destruidas y reemplazadas por otras entidades paralelas promovidas por el Gobierno y con líderes afines", explicó Albarracín, uno de los muchos que por estas horas cuestionan las buenas intenciones del "jefazo" de Bolivia.
Fuente: Infonews
Domingo, 6 de mayo de 2012
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