Tenis El mejor de todos: Federer le ganó en un partido apasionante a Nadal y conquistó su 18º Grand Slam en Australia En otro homenaje al tenis que se prolongó durante 3h y 38m en la Rod Laver Arena de Melbourne, Roger Federer agrandó su leyenda tras derrotar a Rafael Nadal 6-4, 3-6, 6-1, 3-6 y 6-3 en la final del Abierto de Australia. El suizo, de 35 años, conquistó el 18º Grand Slam de su carrera, más que nadie en la historia, retomando así un memorable palmarés que se interrumpió tras la victoria en el Roland Garros de 2012. Federer, 17º en el ranking ATP, ganó por quinta vez en Australia y sumó el título número 89 en su palmarés.
Federer arrancó la final con una impresionante agresividad. Mostró el tenis que venía haciendo durante todo el torneo. Bien plantado sobre la línea de fondo, con tiros rápidos, y asfixiando el rival. Nadal intentó alargar los puntos y hacer el partido más largo, pero tuvo menos determinación que su rival. Solo cinco tiros ganadores para el español y seis errores no forzados. Federer, en cambio, perdió solo cuatro puntos con su servicio. Ganó 14 de 15 con el primer saque y completó 13 tiros ganadores. Si Nadal intentaba llevar el partido a los duelos de hace una década, Federer mostró que a los 35 años se ha reinventado y que su juego tiene aún más variantes que cuando era el número uno del mundo. Red, red, red. Contrapiés y servicio. Y revés, mucha confianza en el revés. Así se llevó el primero por 6-4 ante un Nadal más estático de lo que requería la misión.
El español aprendió la lección y se olvidó del pasado. Hizo propósito de enmienda y volvió a 2017. Mucho más agresivo que en el primer set salió a apretar a Federer y consiguió dos breaks tempraneros, que marcaron el desarrollo del parcial. Federer recuperó uno, pero no le alcanzó para alterar el dominio del set. El suizo bajó la impresionante efectividad con sus tiros ganadores y, entonces, firmó más errores (15). El partido comenzó a ilustrar la metamorfosis de ambos tenistas, pocos puntos largos, mucho juego psicológico, mucha anticipación a la próxima jugada, al mejor estilo de una partida de ajedrez. Rafa se lo llevó con seguridad, adaptado a las nuevas épocas, por 6-3.
En el tercero Nadal tuvo tres oportunidades para romperle el saque a Federer en el primer juego. Las desperdició. Había algunos momentos vintage en el partido, puntos clásicos de la vieja escuela. Nadal volvió a cargar sobre el revés de Roger, pero este sumó un recurso táctico interesante y comenzó a salir de allí al paralelo con tiros profundos y flotados que confundieron al español. También apareció el golpe estrella del suizo, para fulminar el set, la derecha a la carrera. Le salía cruzada, paralela, al medio, todo. Y así comenzó a dominar a un Nadal que se encontró sin opciones. Break en el segundo juego y no hubo retorno para Rafa. Federer mostró, tal vez, su mejor nivel del torneo. Brillante con el resto, el suizo rompió de nuevo cuando estaba 4-1 y se llevó el set por 6-1. Los años y la limitación física estaban siendo una ventaja para el suizo, porque al arriesgar más lograba erosionar a su rival. No como en aquellos eternos maratones de la década pasada. Nadal se pareció al del primer set y solo contabilizó cuatro tiros ganadores.
Cuando comenzó el cuarto set, Federer atravesaba el mejor momento del partido, y de estas dos semanas. Nadal debió sacar toda su fortaleza mental para encontrar las opciones necesarias para que el suizo comenzara a fallar. Lo hizo con lo que más sabe, el látigo de derecha invertida. Se apoyó en ese golpe, también muy retro. Y logró romper en el cuarto juego, cuando Federer parecía inquebrantable. No hubo vuelta atrás. Federer hizo todo bien, pero Nadal resistió y forzó el quinto set. Solo tres errores no forzados del español. Infalible. En el quinto set sin embargo, el suizo superó por 12ª vez a Nadal y alzó su 18º torneo del Grand Slam. Federer ha vuelto.
Fuente: elpais.com
Fuente: Chaco Prensa
Domingo, 29 de enero de 2017
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