MUNDIAL RUSIA 2018 El estadio más caro del mundo se utilizará en el Mundial de Rusia 2018 La municipalidad de San Petersburgo desvió dinero del presupuesto para pagar los 1.500 millones de dólares. El estadio acogerá no sólo el partido inaugural y la final de la Copa Confederaciones, sino una de las semis del Mundial en 2018 y partidos de
Diez años de interminables obras, escándalos de corrupción, problemas de impagos y un desorbitado coste que lo convierten, con permiso de Wembley, en el estadio más caro del planeta: es el San Petersburgo Arena.
Todo empezó en 2007 -Rusia aún no había recibido el Mundial- cuando el Ayuntamiento de San Petersburgo puso la primera piedra de un estadio diseñado por el arquitecto japonés Kise Kurokawa a imagen y semejanza del Toyota Stadium de su país.
Las cosas se torcieron cuando Kurokawa falleció ese mismo año, pero nadie esperaba que las obras se dilataran durante una década, ni siquiera el zar el fútbol ruso, Vitali Mutkó, quien entonces aseguró a Efe que en dos años sería inaugurado.
Los continuos retrasos, los cambios de empresa constructora, el uso de mano de obra esclava -obreros norcoreanos-, el aumento del aforo -de 40.000 a 70.000 asientos - y el incremento disparatado de los costes ensombrecieron un proyecto que el Gobierno ruso no dudó en calificar de "desgracia" para el país.
El Ayuntamiento incluso tuvo que desviar para el estadio dinero del presupuesto municipal destinado a la construcción de escuelas, hospitales y guarderías. A esto se sumó la devaluación del rublo, lo que obligó a la empresa constructora a admitir que no podía asumir los costes del proyecto, lo que obligó al presidente ruso, Vladímir Putin, a tomar cartas en el asunto.
"Es una historia muy triste", reconoció Putin al presidente de la FIFA, Gianni Infantino, no en vano la construcción del estadio de su ciudad natal ha llevado más tiempo que la del coliseo de Roma, que se completó en sólo 8 años.
Por ese motivo, el Zenit, el equipo más rico de Rusia, ya que está patrocinado por la corporación Gazprom, ha tenido que disputar sus partidos todos estos años en el vetusto estadio Petrovski, con un aforo de poco más de 20.000 espectadores. Finalmente, el estadio fue inaugurado no en 2009, sino el pasado 22 de abril en el partido de liga que enfrentó al Zenit y el modesto Ural con gol para la historia del defensa serbio Ivánovic.
Sin contar los gastos en dar los últimos retoques, el San Petersburgo Arena ha costado la friolera de 800 millones de dólares, según la prensa, aunque otras fuentes hablan de más de 1.500 millones, es decir, más caro que Wembley (1.250 millones de euros).
"No considero que sea el estadio más caro del mundo. Si analizamos el coste por metro cuadrado, entonces el coste es normal. Podíamos haber economizado, pero no es tan caro como parece", dijo a la prensa internacional Ígor Albin, vicegobernador de San Petersburgo, que cifra el coste en menos de 700 millones de dólares, durante una visita a las instalaciones.
Eso sí, el resultado es un impresionante estadio con forma de nave espacial, techo retráctil, capacidad para más de 68.000 espectadores y situado en un paraje espectacular, en una isla bañada por el río Neva.
Pocos países pueden presumir de un estadio como el de San Petersburgo, que acogerá no sólo el partido inaugural y la final de la Copa Confederaciones, sino una de las semifinales del Mundial en 2018 y partidos de la Eurocopa en 2020.
Pero los problemas no se terminaron con la inauguración, ya que tras la disputa del segundo partido de liga entre el Zenit y el Térek saltaron todas las alarmas cuando el técnico local, el rumano Mircea Lucescu, se quejó del estado del césped.
Entonces, entre la FIFA y el comité organizador decidieron cancelar en el último momento todos los partidos previstos hasta el encuentro que abrirá el 17 de junio la Copa Confederaciones.
De esta forma, el partido entre el Zenit y el Krasnodar se jugó este miércoles en el Petrovski, lo que ha despertado toda clase de suspicacias, aunque el comité organizador asegura que el objetivo es evitar que la hierba sufra un mayor deterioro.
La realidad es que el vicegobernador reconoció a la prensa que la hierba está siendo sometida a un proceso de "curación", lo que incluye el uso de calentadores para evitar que se dañe durante las frías noches primaverales.
A la llegada de la prensa internacional, el césped había sido cubierto por una lona, pero cuando un sector del campo fue descubierto brevemente se vio que no está en buenas condiciones y aún no es apto para el fútbol.
"La responsabilidad es colectiva. Del Ayuntamiento y del Zenit", sentenció el vicegobernador, quien dejó entrever que en caso de que la hierba no se asiente a finales de mayo, se optaría por instalar césped enrollado, con el beneplácito de la FIFA.
Fuente: Minuto Uno
Jueves, 18 de mayo de 2017
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