Internacionales Las imágenes de la crisis migratoria: "La muerte es algo que sucede semana tras semana"
Entrevista exclusiva de Tiempo Argentino a Juan Gil, coordinador argentino de Médicos Sin Fronteras en el Mediterráneo. Trabaja a bordo del buque Dignidad Uno y cada día recorren el mar en busca de desesperados inmigrantes que resultan víctimas de naufragios. Relata los momentos más duros de cada rescate, pero dice que "hay que dejarlo todo de lado" y concentrarse en el trabajo.
A horas de conocerse la noticia de que los gobiernos de Alemania y Austria finalmente decidieron aceptar el ingreso de los miles de migrantes que esperaban recibir asilo en Europa, el panorama para los sobrevivientes de las tantas epopeyas que cada familia pasó para arribar a destino comienza a aclararse.
La foto del naufragio y la muerte del pequeño niño sirio de tres años, Aylan Kurdi, retrató una escena difícil de asimilar a miles de kilómetros de distancia. Los refugiados de tantas guerras civiles, conflictos bélicos y crisis de distinta naturaleza encontraron rostro e identidad en aquella tragedia.
Cerca de 300 mil personas han cruzado el Mediterráneo escapando de sus países. Se ha subestimado el número de personas que han muerto cruzando este año. Pero hay muchos rostros. Entre ellos, los que ayudan. Juan Gil es argentino y trabaja como coordinador para Médicos Sin Fronteras a bordo de la embarcación Dignity One (Dignidad Uno), que trabaja en aguas del Mediterráneo para asistir a quienes intentan escapar de sus hogares, con todo lo que ello significa, y terminan al borde de la muerte. "Estamos hablando de algo que sucede en la puerta de Europa, el continente hacia donde todos miran como el ideal. No se puede dejar pasar, es algo inaceptable", explica Gil en diálogo con Tiempo Argentino, desde Palermo, Italia.
Su trabajo deja poco tiempo para la reflexión individual y, cuando cae la noche, todos los pensamientos del día se atascan en un embudo interno. "Son momentos duros emocionalmente, pero hay que dejarlo de lado para concentrarte en tu trabajo y maximizar a las personas que poder ayudar y ponerles cara a los que ayudás, como al chico Aylan", confiesa.
–¿Era previsible esta situación de emergencia?
–Este tema explotó ahora en los medios argentinos. En los europeos está hace dos meses prácticamente todos los días. El 23 de abril, con 700 personas muertas, fue el primer punto fuerte. Estamos hablando en lo que va del año de más de 3000 muertos. Nosotros convivimos con esa situación a diario. Nos ha pasado presenciar el 5 de agosto un naufragio donde murieron alrededor de 300 personas. La muerte es algo que sucede semana tras semana.
–¿Por qué crees que la foto de Aylan fue tan potente?
–Esta imagen ha explotado en los medios y en los debates. Veo que se está hablando mucho de la ética periodística pero tenemos que hablar del problema en sí: de cómo evitar que la gente muera. Después, si queremos ir más a fondo, el porqué de estas 300 mil personas que escapan de sus países para llegar a Europa.
Rescate de migrantes en el Mediterráneo. –¿Cuál es, entonces, el motivo de lo que está sucediendo, según su visión?
–Los porqué son muy distintos. Hoy por hoy escapan a distintas situaciones. En Siria, por conflictos armados, hay más de 12 millones de personas desplazadas y 4,25 millones en Europa. Hay gente que sigue saliendo de Irak y Afganistán, de dictaduras como Eritrea o de crisis estructurales como Etiopía. Muchos de ellos salen decididos a ir a Europa pero ya habían ido a Libia hace unos años y hoy se encuentran con que tienen que volver a escapar. Con la caída de (Muammar) Khadafi se ha desatado una guerra civil. Prefieren morir en el mar que día a día en Libia. El espectro de las causas es variado: guerras, guerras civiles, dictaduras y crisis económicas.
–Estamos hablando de hechos que se dieron hace tiempo, como la caída de Khadafi y la "Primavera Árabe". Esos cambios trajeron consecuencias que parece que estamos viendo ahora. ¿Es así?
–Exactamente. Tenemos gente escapando de Irak y Afganistán tras las intervenciones militares (de Estados Unidos), en Libia mataron a Khadafi y el país cayó en crisis. Las intervenciones son lideradas también por Naciones Unidas o la OTAN. Después de esas intervenciones hay que pensar en los civiles, porque no es ir y matar a Sadam Hussein y nada más. Hay que pensar en cómo reestructurar estas sociedades. No es algo que ocurre hoy, son hechos de hace casi cinco años. Algunos pueden llamarse migrantes económicos. La gente no se va de su país, quiere quedarse, pero se ve forzada por una situación a irse.
–¿Se puede decir que limpian el desastre de la geopolítica y sus resultados?
–Tal cual. Cerca de 300 mil personas han cruzado el Mediterráneo escapando de sus países. Se ha subestimado el número de personas que han muerto cruzando este año. En el siglo XXI, sin saber nadar ni con chaleco salvavidas, traficados por gente inescrupulosa que tiene una ventana de oportunidad en medio de una guerra civil para hacer dinero. Estamos hablando de algo que sucede en la puerta de Europa, el continente hacia donde todos miran como el ideal. No se puede dejar pasar, es algo inaceptable. Toman estos riesgos de cruzar el desierto, el Mediterráneo, para una vez llegados a territorio europeo, requerir asilo. Por convención internacional, resultado de la Segunda Guerra Mundial, todos tienen derecho a pedir asilo y, una vez recibido, emprender el viaje hacia donde lo están otorgando. Esta gente está emprendiendo este viaje para, si sobrevive, conseguirlo.
El momento en que se rescata a los supervivientes del naufragio. –¿Cómo es el procedimiento para los rescates de naufragio?
–Primero, les damos chalecos salvavidas a los sobrevivientes que están flotando en el mar. Una vez que todos tienen el suyo, inflamos balsas para que puedan subirse y, cuando se termina de recuperar la gente del agua, nos ocupamos de los cuerpos.
–¿Cómo hace para digerir lo que ve todos los días?
–Normalmente, trabajamos en zonas de conflicto de guerra o epidemias, así que ya se hizo natural, nos toca convivir con esto. Son momentos duros emocionalmente, pero hay que dejarlo de lado para concentrarte en tu trabajo y maximizar a las personas que poder ayudar y ponerles cara a los que ayudás, como al chico Aylan. Todos valen lo mismo, son seres humanos, no números. Hay que seguir adelante y no dejarse caer para poder sacar a la mayor cantidad de personas posibles del agua.
–Cuando se va a dormir, ¿cuáles son los pensamientos que se le cruzan?
–La gente a la que pude ayudar. Saber que esta gente tiene que tener el derecho de obtener asilo. Hay que tener la fuerza para pasar esto y mañana cuando te levantás volver a hacer lo mismo. Nos saca mucha energía, pero también nos la da. Dejamos de lado las cosas individuales para seguir trabajando con la dedicación que se merece.
Fuente: Infonews
Domingo, 6 de septiembre de 2015
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