Educación.
28 de mayo Día de los Jardines de Infantes y de las Maestras Jardineras.
Pero a la vez que festejamos y celebramos, nos tomamos un momento para reflexionar sobre la realidad del nivel con los desafíos que es necesario afrontar y disfrutar.
Lunes, 28 de mayo de 2012
              




La Educación Inicial implica un desafío y un compromiso que se sustenta en una significativa responsabilidad y en la complejidad de las resoluciones adecuadas para organizar, de ese modo, las situaciones de enseñanza y favorecer los procesos de aprendizaje.
‎ Educar consiste en una tarea de sostén de un tiempo de espera, de un devenir que aún no ha llegado; educar en el presente, en el día a día, nos ubica frente a la necesidad de imaginar a los niños y niñas, que arman las rondas o juegan en los parques, amasan, pintan, bailan, pelean o cantan en una temporalidad más larga. Imaginar qué podrán ser en el futuro, contornear un lenguaje de la posibilidad que se traduzca en la propuesta pedagógica es una tarea ineludible y principal de la Educación Inicial.
Desde esta perspectiva, la educación desde los primeros años, constituye la base de la formación de sujetos libres, autónomos, creativos, críticos. De allí la importancia de fortalecer el proceso de enseñanza y de aprendizaje en este Nivel.
Este proceso continuo, a partir del nacimiento, requiere de un exhaustivo análisis y determinación de pilares fundamentales, para alcanzar los logros deseados. Sin duda la socialización, el lenguaje y el juego son elementos constitutivos en la construcción de dichos pilares.
Nuestra tarea como docentes consiste en diseñar y evaluar las en función de las prioridades educativas, desde la mirada del compromiso con la igualdad de oportunidades.
En el vínculo profesional, el afecto esperado debe ser el “afecto profesional”, que incluye entre otros tantos aspectos: el tener buena formación, cumplir con las obligaciones pautadas, ser autocrítico y ético.
Los formadores estamos obligados, casi más que cualquier otro profesional, a tomar clara conciencia de los límites de nuestro rol y la implicación que conlleva. Nada debe sernos ajeno. La acción educativa es fundamental, pero también lo es, la reflexión sobre la acción.
Tenemos la obligación de seguir formándonos para poder formar, más aún teniendo a los niños pequeños como destinatarios de nuestra vocación.
Es necesario empeñarnos en desterrar del imaginario de algunos padres y maestros aquellas frases tales como: “al jardín solo se va a jugar”, “son muy chiquititos para entender”, “la maestra es la segunda mamá”, “lo importante es que los atiendan bien”, “seguro se harán de nuevos amiguitos”, porque ellas obstaculizan la definición de la verdadera función educativa y de la identidad del nivel.
La docente de Nivel Inicial debe disponer de empatía, sensibilidad, disponibilidad corporal, respeto, compromiso, capacidad de comprensión, equilibrio emocional, disposición lúdica, a la vez que es necesario poder identificarse con lo que caracteriza a los niños y niñas de esa edad: pureza, alegría, ternura, curiosidad, avidez por la exploración, capacidad de asombro, vulnerabilidad y potencialidad.
En este tiempo presente seguimos trabajando para que la Educación Inicial, como primer nivel del sistema educativo, constituida como unidad pedagógica y organizativa, siga su camino de revalorización y jerarquización, dentro de la Educación Argentina.






Fuente: Chaco Prensa
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