Nacional
Desde el PRO buscan regular el arte callejero y ya hay polémica
Un proyecto de ley propone empadronar a los muralistas y graffiteros y asignarles lugares donde plasmar su arte. INFOnews habló con los protagonistas que mostraron su descontento con la medida. "Una ley que diga que para fomentar hay que controlar es poco simpática", dicen especialistas.
Viernes, 21 de septiembre de 2012
              




Las calles de la Ciudad de Buenos Aires se están convirtiendo poco a poco en una galería de arte a cielo abierto. Cada semana, a la vuelta de la esquina aparece un nuevo mural o una pintada, obras de artistas callejeros que, por la calidad de sus obras, ya se van forjando un nombre asociado a su marca de estilo.

El boom del Street Art ya se sumó a las redes sociales y existen numerosos blogs y páginas que entrevistan a los artistas y suben fotos de las obras, señalando en mapas la ubicación de las mismas. Hasta se ofrecen tours turísticos por la Ciudad, tanto para locales como para extranjeros, que hacen recorridos por los diferentes barrios porteños, con el objetivo de descubrir las piezas más significativas de este fenómeno en ascenso.


Además, los artistas argentinos están alcanzando repercusión a nivel mundial y recientemente se inauguró en Londres la muestra "The Talking Walls of Buenos Aires" en el Londonewcastle Project Space, donde numerosos artistas callejeros expusieron sus trabajos.

En este marco, desde el PRO se presentó recientemente en la Legislatura porteña un proyecto para crear un Registro de Intervenciones Artísticas en Fachadas que busca regular la actividad, a través de un empadronamiento de artistas, propuesta que no cayó del todo bien en el seno de los verdaderos protagonistas de este arte urbano, que actualmente están a merced del artículo 80 del Código Contravencional -que establece penas para "quien mancha o ensucia por cualquier medio bienes de propiedad pública o privada"-.

"La ley va a terminar con la espontaneidad que, desde mi punto de vista, es lo más lindo de nuestro arte"

José Luis Acevedo, autor del proyecto señaló a INFOnews: "El origen de esta iniciativa nace de la necesidad de empezar a canalizar y potenciar todo este espíritu urbano cultural que está surgiendo en la Ciudad de Buenos Aires; la locura que es la esencia del arte, tratar de encauzarla", explicó.

El texto plantea la creación de un padrón de artistas urbanos que podrán inscribirse en forma gratuita y voluntaria y a los que se les destinarán lugares específicos para pintar, que surgirán de otro registro integrado por fachadas particulares y paredes de espacios públicos elegidos por las distintas autoridades de la Ciudad. "La idea es potenciar y despenalizar aquellos lugares que no están permitidos y restringir el vandalismo. Tampoco queremos que uno salga de su casa y aparezca toda pintada porque no es lógico", indicó Acevedo.

Además, se establece una serie de ventajas para los que integren el registro, como la posibilidad de participar en eventos artísticos organizados por la administración porteña, así como penalidades para quienes -formando parte del mismo- pinten en sitios no permitidos o destinados a otro artista.

Malestar entre los grafitteros y muralistas urbanos

Milu Correch es artista callejera y autora de murales que ilustran la Ciudad de Buenos Aires. Decidió que la calle era un buen lugar para "regalar" su arte, cuando años atrás viajando en colectivo se dio cuenta de que cada obra o graffiti que veía al aire libre le levantaban el ánimo y le cambiaban el día.


"Mi opinión es que esta ley llega tarde y que es obsoleta. Si el objetivo es fomentar la actividad tendría que haber aparecido mucho antes. Ahora ya somos muchos los que pintamos y nos creamos nuestras propias reglas. Nuestro arte es legítimo y la ciudad abraza este concepto. Los vecinos pasan y nos agradecen que embellezcamos la ciudad", explicó.

Milu consideró que el empadronamiento y la designación de paredes disponibles "desde arriba" va a generar un efecto de anonimato no deseado: "Yo si veo una pared blanca, voy y la pinto. Ahora si me van a decir que esa pared está reservada y me van a sancionar, se va a crear una cosa de dejar de poner la firma en cada obra".

"Yo no sé cuando voy a salir a pintar, porque salgo cuando puedo. Mirá si tengo que esperar a que me designen un lugar, por algo que nadie me paga y que es un programa que me encanta. No entiendo la necesidad de poner trabas en este proceso. Yo no pinto ninguna propiedad privada sin permiso, ni hago vandalismo, porque a mí a veces cada mural me lleva 12 horas. No es que voy y hago un acto vandálico. La ley va a terminar con la espontaneidad que, desde mi punto de vista, es lo más lindo de nuestro arte", agregó.

Otro artista que se mostró crítico al proyecto del PRO es Cabaio, Santiago Spirito, un artista callejero que comenzó a salir a la calle tras la crisis de 2001, como parte del colectivo de stencil Vomito Attack. Ahora, ya de manera independiente, plasma su arte en la ciudad.
"A mí no me parece acertado este proyecto de ley. El que quiere empadronarse, que haga lo que quiera. Para mí es limitativa la idea de que entren personas a administrar las paredes de la ciudad. Cada uno después es responsable de lo que hace, si vos pintás propiedad privada serás responsable. ¿Quién soy yo para arruinar una casa?", evaluó.

"Yo voy a pintar a casas tapiadas, a lugares abandonados. No hace falta esta ley y este padrón. Yo camino la calle, voy viendo qué lugares blancos o paredes podrían ser interesantes para pintar. Si es una casa, la descartás. Si está medio pintada, podés hablar con el dueño. Muchas veces las fachadas están tan arruinadas que les das la posibilidad de que quede mejor sin gastar un mango y les encanta. Eso me pasó ahora con una panadería", explicó Cabaio.

En el mismo sentido se expresó Fernando Thales o Pomb, un artista brasileño, que además de las calles de Brasilia y San Pablo, eligió las de Buenos Aires para dar rienda suelta a todo su talento. "Yo la verdad es que no sé si este proyecto es positivo, porque la esencia del graffiti es ser libre. Estoy de acuerdo con la idea de fomentar, no de que alguien direccione espacios para tal o cual artista. Como uno va a ser dueño de un muro", dijo.
"Yo voy con mi bicicleta, recorro la ciudad y miro las paredes que me gustan. Si es propiedad privada, espero tener la autorización del dueño antes de pintar. Si no, si es un espacio público, un lugarcito abajo de un puente, voy y pinto, si no estoy haciendo nada malo. Es todo un juego ir y elegir la pared", agregó.

El proyecto de ley aún debe ser discutido en las comisiones de Espacio Público y Cultura de la legislatura porteña y los artistas esperan que sus voces sean escuchadas a la hora de despenalizar y regular una actividad que los tiene como principales protagonistas.


Fuente:Info News
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