Internacional La farandulización del antichavismo La oposición del gobierno venezolano difundió unos insólitos audios secretos donde un periodista advierte que un sector del oficialismo quiere derrocar a Nicolás Maduro. Guerra psicológica y pirotecnia mediática en la antesala de las elecciones municipales. La principal corporación mediática del país promete que “el próximo audio secreto” será aún más explosivo que el anterior. La oposición política demanda a la Justicia que investigue el contenido, difundido previamente en un programa televisivo que hegemonizó el prime time, de un diálogo privado entre un periodista y un agente de inteligencia extranjero donde se revela información sensible al poder. Los chismes y los micrófonos ocultos eclipsan la agenda política nacional. Bienvenidos a Venezuela, la nación donde ha recalado por estas horas la nueva moda de la farandulización de la política.
Desde que el fallecido jefe de Estado venezolano Hugo Chávez ganó las elecciones presidenciales de 1998, el antichavismo combinó mecanismos destituyentes –golpe de abril del 2002, lock-out contra la petrolera estatal Pdvsa, boicot a los comicios legislativos– y recursos del denominado soft power –demonización cultural del chavismo en el extranjero, concentración del entramado mediático– para acabar con la era bolivariana. Pero, evidentemente, tras fracasar en todos los tableros, la Mesa de Unidad Democrática (MUD), luego de su último buen desempeño electoral, ha modificado radicalmente su estratégica de confrontación política con la difusión mediática de un sospechoso “audio secreto” entre el locutor televisivo estrella del chavismo –Mario Silva, del militante programa La Hojilla– y el jefe de inteligencia cubana donde, supuestamente, Silva deja en claro que el presidente del Poder Legislativo y número dos en la escala del poder bolivariano, Diosdado Cabello, quiere derrocar al presidente Nicolás Maduro. Recapitulando, lo que la oposición no pudo conseguir ni con los votos ni con las botas lo está intentando plasmar con un mecanismo clásico de lo que se denomina guerra psicológica para doblegar la moral del adversario. O, quizás, hay que ser menos solemne y afirmar que la dirigencia opositora venezolana se lanatizó.
En principio, la cinta secreta divulgada esta semana por diputados de la MUD es tan escandalosa como sospechosa de ser cierta. Durante más de quince minutos, Silva le informa al número uno de los servicios secretos cubanos –supuestamente, para que se lo transmita al presidente Raúl Castro– una serie de hechos que describen cómo Cabello utiliza las instituciones que regulan el mercado cambiario de dólares para enriquecerse y su ascendencia sobre la cúpula del Ejército y la mesa nacional del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela para horadar la gobernabilidad del presidente Nicolás Maduro. A su vez, Silva relata episodios que dibujan la supuesta insania mental de un jefe de Estado que creyó “ver reflejado su rostro en un cuadro de Chávez que decora una de las paredes del Cuartel de la Montaña” donde descansan los restos del líder bolivariano. El subtexto de esta conversación es tan claro como el agua del Mar Caribe: para ellos, Venezuela es una sucursal del stalinismo castrista, Cabello es un ser despiadado que respira envidia y sed de poder y, finalmente, Maduro está más cerca de residir en un neuropsiquiátrico que de comandar el vértice del poder público. Sin embargo, ningún cuadro de la oposición venezolana pudo explicar cómo el jefe de uno de los servicios de inteligencia más eficientes del mundo –el G2 cubano tiene el récord mundial de evitar magnicidios presidenciales durante el período de Fidel Castro– se prestó a escuchar gentilmente por teléfono una información que ponía en juego la estabilidad del eje político La Habana-Caracas.
Además, Miradas al Sur consultó al periodista venezolano Eduardo Rothe, asesor estratégico del ministerio de Comunicación y asiduo visitante a la Argentina por contar con lazos familiares directos en el país, sobre la veracidad de la cinta mencionada y descartó darle algún tipo de entidad: “Me tomé la molestia de leer la transcripción y encontré varias curiosidades; el supuesto cubano del G2 no conocía el nombre de la entonces directora de la Policía Nacional Bolivariana, Soraya El Achkar, ni parecía saber del Seniat y Cadivi (órganos estatales que regulan el mercado cambiario). El supuesto Mario Silva dice que sostuvo, el día anterior, una conversación de inteligencia con dos oficiales cubanos en Fuerte Tiuna (cuartel militar) y refiere repetidas conversaciones con Fidel Castro, quien incluso le habría dicho cosas que no dijo a Chávez; y uno se pregunta. ¿Qué coño hace Mario Silva, con tan buenos contactos, hablando con un desconocido que no sabe nada?”. Además, Rothe, que colaboró en las campañas electorales del presidente ecuatoriano Rafael Correa, remarcó vía telefónica desde Caracas que: “Otra curiosidad: Mario Silva habla de un inexistente video donde Chávez habría dejado sus razones para proponer a Maduro: ‘Pero mi Comandante, si iba a dejar todo bien atado, tiene que haber grabado ese video. Tiene que haberlo grabado’. Resulta que ‘todo atado y bien atado’ fue la expresión del dictador Francisco Franco cuando se refirió a sus disposiciones finales: es improbable que alguien, sin saberlo, usara esa expresión, e imposible que un antifascista como Silva, sabiéndolo, la utilizara para Chávez. Tengo para mí que el autor del montaje es español o estudió en España”.
Fuente: Infonews
Domingo, 26 de mayo de 2013
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