Barack Obama Obama citó el caso de un argentino para defender la reforma migratoria El presidente de los Estados Unidos remarcó que nada impide que pueda aprobarse una ley "de sentido común" como la que este martes comienza a ser debatida en el Senado. El presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, aseguró este martes que nada impide que pueda aprobarse una reforma migratoria "de sentido común" antes de que acabe el verano en el país, aunque advirtió de que los adversarios de la ley tratarán de "inyectar miedo" en el debate.
"No hay razones para que el Congreso no pueda hacer esto antes del fin del verano", aseguró Obama en un discurso en la Casa Blanca el mismo día en que comienza el debate sobre la ley en el pleno del Senado.
El mandatario estadounidense también pidió la ayuda de la opinión pública para presionar al Congreso a que apruebe la reforma, y destacó como ejemplo a la nigeriana Olubunmi y el argentino Diego Sánchez, dos jóvenes indocumentados, conocidos como "Dreamers" en el país, que participaron en el acto.
"Ellos quieren entrar en la historia estadounidense", indicó Obama, quien reconoció que, si bien los indocumentados tendrán que esperar al menos 13 años para su eventual ciudadanía, esa es "la única manera en que podemos asegurarnos de que todos los que están aquí están respetando las mismas reglas que las familias ordinarias, pagando impuestos y consiguiendo su propios seguros de salud".
En tanto, señaló: "Mi administración ha hecho lo que ha podido por nuestra cuenta. El Congreso necesita actuar". Añadió que el proyecto de ley que comenzará a debatir el Senado "no es perfecto" pero ayudará a corregir el maltrecho sistema migratorio del país.
"No hay ninguna buena razón para entrar en juegos de procedimiento o recurrir al obstruccionismo sólo para bloquear la mejor oportunidad que hemos tenido en años para enfrentar este problema de una forma justa para las familias de clase media, para los empresarios, para los inmigrantes legales", subrayó.
La Casa Blanca convocó el acto con líderes empresariales, sindicales, policiales y estudiantes indocumentados, entre éstos Gaby Pacheco y Tolu Olubunmi, que se beneficiarían de una reforma que legalice a los once millones de indocumentados en Estados Unidos.
Entre los participantes figuraron el presidente de la Cámara de Comercio de EE.UU., Thomas Donohue; el exprincipal ejecutivo de AOL y ahora presidente de Revolution LLC, Steve Case; el presidente de la federación sindical AFL-CIO, Richard Trumka, y el alcalde de San Antonio (Texas), Julián Castro.
Obama insistió en el mensaje que ha repetido en los últimos meses, en el sentido de que el proyecto de ley bipartidista "no es perfecto", sino que es "un compromiso" entre distintas posiciones.
Por ello, agregó, "de ahora en adelante, nadie va a conseguir todo lo que quiere en este debate; ni los republicanos, ni los demócratas", ni él mismo.
"En las próximas semanas, ustedes escucharán cómo algunos de los oponentes de la reforma migratoria tratan de inyectar miedo y crear divisiones, y difundir los mismos viejos rumores y mentiras que hemos escuchado otras veces", afirmó.
Obama pidió nuevamente la ayuda de la opinión pública para presionar al Congreso a que apruebe la reforma, al destacar como ejemplo a la nigeriana Olubunmi y el argentino Diego Sánchez, dos jóvenes indocumentados, conocidos como "Dreamers" en el país, que participaron en el acto.
"Ellos quieren entrar en la historia estadounidense", indicó Obama.
El presidente reconoció que, si bien los indocumentados tendrán que esperar al menos 13 años para su eventual ciudadanía, esa es "la única manera en que podemos asegurarnos de que todos los que están aquí están respetando las mismas reglas que las familias ordinarias, pagando impuestos y consiguiendo su propios seguros de salud".
Obama habló también de los beneficios económicos de la ley, en un país donde "uno de cada cuatro nuevos propietarios de pequeños negocios son inmigrantes".
"Constantemente nos nutrimos del talento de todo el mundo. Ningún otro país puede igualar esa historia", aseveró.
Recordó que su administración ha reforzado la seguridad fronteriza desde 2009, y ahora el número de agentes fronterizos es el doble respecto a 2004, y ha marcado un récord en las "deportaciones de criminales".
Más adelante, en declaraciones a los periodistas, varios de los participantes en el acto subrayaron que la reforma migratoria es un imperativo económico para el país y el Congreso debe aprobarla este año.
Case dijo que la iniciativa ante el Senado "corrige los problemas del sistema migratorio", reforzará la seguridad fronteriza y, a su juicio, ayudará en la recuperación económica.
Por su parte, Trumka afirmó que la reforma migratoria dará prioridad al empleo de estadounidenses, "ayudará a los negocios y a la economía" en general.
Fuente: Minuto uno
Miércoles, 12 de junio de 2013
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