Locales
La avenida 9 de Julio tendría que tener una guía de baches
El crecimiento continuo de la capital chaqueña no trajo aparejadas obras de infraestructura acordes, y mucho menos el mantenimiento de las ya existentes, en especial las vías de comunicación históricas e indispensables. Tal es el caso de la avenida 9 de Julio, que ostenta ser una de las primeras arterias pavimentadas y ahora también puede asegurarse que es la avenida asfaltada de Resistencia que en peores condiciones se encuentra.

Jueves, 21 de junio de 2012
A lo largo de su extensión, desde su nacimiento en la plaza 25 de Mayo hasta el final del recorrido en la rotonda de Villa Forestación en la ciudad de Barranqueras, se puede encontrar todo un repertorio de baches, ondulaciones, falta de señalización, rajaduras, alcantarillas taponadas o rotas. Son seis kilómetros donde casi no pueden encontrarse aspectos positivos, y solo aflora el estado calamitoso de conservación, lo que agrava el panorama si se tiene en cuenta que por allí circulan diariamente miles de vehículos, entre ellos colectivos de distintas líneas que utilizan varios tramos comunes, congestionando el tránsito.
El viaje
Los que día a día tienen que hacer el recorrido por esta avenida saben que este viaje se puede convertir en toda una odisea, y hasta es posible elaborar una guía detallada del mal estado del pavimento, anexando además condimentos para hacer más llevaderas las distintas etapas de una travesía. Pero está claro que llegar a destino -de ida o vuelta- es prácticamente una misión de riesgo, en la que se ponen a pruebas los nervios, reflejos y hasta el espíritu de aventura.
Buen inicio
El mástil mayor ubicado frente a la plaza central es el mojón de nacimiento de la avenida, que en sus primeras tres cuadras muestran una realidad diferente de la del resto del trayecto, producto de los arreglos que se hicieron hace dos años, cuando los festejos del bicentenario de la patria y la visita presidencial permitieron una inédita inversión que le cambió la cara solamente a 300 metros de la avenida.
En esas primeras cuadras no existen baches en ninguna de las manos de la avenida; además hay un elegante ordenamiento del estacionamiento en la parte central, con la demarcación de los lugares para ubicar los vehículos y hasta en algunos casos zonas exclusivas para las motos. Pero esta imagen de ciudad ideal y ordenada se disuelve abruptamente en la intersección con calle Colón, siendo esta una clara señal para iniciar el viaje hacia un nuevo mundo.
Llegó la malaria
Desde el momento en que terminan las cuadras que fueron repavimentadas durante los primeros meses de 2010, el panorama de la avenida es totalmente distinto, con el avistamiento de las primeras grietas y pozos de distinta magnitud, que en muchos casos no generan sorpresa porque se evidencian a lo lejos por el increíble zigzaguear de autos y motos.
A pocas cuadras de allí, la esquina emblemática que enfrenta a la Peña Nativa Martín Fierro y el Colegio Nacional, la avenida pone a la vista las notorias franjas peatonales recién pintadas, algo que llama la atención y que en la evaluación final se convertirán en las únicas demarcaciones de estas características que se encuentran (fuera de las tres cuadras iniciales).
Reductores naturales
Sorprendentemente se puede sostener que la avenida 9 de Julio es una de las pocas en las que no existen lomos de burro. Seguramente una evaluación técnica habrá determinado que las grandes ondulaciones y pozos existentes actúan como reductores naturales para quienes osen imprimir velocidad a sus vehículos. El único reductor colocado por el municipio se encuentra pocos metros antes de la llegada a la rotonda de Villa Monona, en Barranqueras, siendo el último obstáculo que la capital chaqueña pone para quienes se libraron y sobrevivieron a los casi cuatro kilómetros de baches.
Los canteros
La última gran obra que se encaró en la avenida fue el cantero central, que diferencia claramente los dos sentidos de la 9 de Julio, algo que por muchos años se había reclamado para brindar mayor seguridad. Pero estos trabajos se hicieron siguiendo las condiciones en que se encontraba la avenida en ese momento, lo que se refleja en las ondulaciones que muestran estos parterres centrales.
Algo huele mal
Hay varios puntos salientes dentro del recorrido -en ambos sentidos de la avenida-, algunos de los cuales huelen muy mal, como consecuencia de que aguas servidas o estancadas ganaron espacio en algunos tramos de la 9 de Julio, uno de ellos a pocos metros de la cancha de For Ever y el Ministerio de Educación de la provincia. Esto llama la atención porque muy cerca están dependencias de la empresa Sameep, que se encarga de que este tipo de cosas no sucedan. Otro tramo es el que está sobre el final de la Fabril, que justamente es el que peor huele.
Campo minado
Para los que gustan de la aventura y acción, la mejor parte del recorrido sin dudas es la zona del regimiento. En algunos casos puede ser el principio de viaje y para otros puede significar el final -en todo sentido-, porque atravesar esos 800 metros de campo minado es una experiencia extrema, que se potencia los días de lluvia con el tradicional anegamiento, lo que pone a este sector entre los más importantes a la hora de hablar de una travesía urbana de terror.
Fuente: Diario Norte