Sociedad Luto en el pueblo chamamecero ante el fallecimiento de la destacada Ofelia Leiva
Ofelia Leiva, la cantante de 74 años, era una de las artistas más amadas por el pueblo correntino. En cada presentación se llevaba el aplauso y ovación de todos los amantes del género. El deceso se produjo pasadas las 14 horas de este martes en el Sanatorio Güemes de Buenos Aires debido a una septicemia. La familia confirmó la triste noticia y agradece los mensajes y muestras de afecto.
La artista fue una de las voces más grandes del chamamé con un legado que quedará por siempre en los corazones de todo el pueblo chamamecero.
Durante enero pasado se la vió por última vez siendo parte de la Fiesta Nacional del Chamamé en el Anfiteatro Cocomarola de Corrientes. Allí conmovió con su actuación cargada de nostalgia en la evocación de Rosendo Palacios, ese cordobés que por amor se hizo chamamecero de ley y juntos constituyeron uno de los dúos más recordados de la historia del género.
Domingo Raúl Palacio, córdobés de General Deheza donde nació el 31 de diciembre de 1946, conocido artísticamente como “Rosendo Arias” y Ofelia Leiva, nacida en la capital correntina el 7 de Noviembre de 1950, formaron uno de los dúos más recordados de la música litoraleña.
La génesis eterna de “Cielo de Mantilla”
Ofelia Leiva fue una de las principales intérpretes del chamamé que se convirtió en uno de los incunables de nuestra identidad como región, la canción escrita en 1988 por Teresa Parodi con música de Mateo Villalba.
En una entrevista brindada en enero del 2022, la artista recordó cómo le fue ofrecida para cantarla y convertirla en un himno del género.
“Un día, esto era en 1988, me llama Teresa Parodi y me dice que había anotado un tema en el festival. ‘Pero solo ustedes lo pueden cantar. ¿Pueden venir?’, me preguntó. Poné la pava que ya vamos, le dije. Nosotros vivíamos en Bernal y ella en Barrio Norte, así que nos cruzamos todo Buenos Aires en ese momento”, narró Ofelia.
La cantante correntina cuenta que en ese momento Parodi les dijo que la música que le había hecho no le había gustado, así que le pidió a Mateo Villalba, gran guitarrista de Curuzú Cuatiá, que le ponga otra música. “Eso muestra su gran humildad. Y mientras Teresa la cantaba, Rosendo ya le iba metiendo los arreglos, porque tenía esa facilidad”, contó sobre su compañero de tantos años de vida.
“Teníamos que cantarla tres días seguidos en ese festival, pero en el medio pasó algo. Estábamos probando sonido y alguien se acerca y le dice a Rosendo que lo estaban llamando de su pueblo, General Deheza. Había fallecido un hermano de Rosendo, el hermano yuntita, como le decimos nosotros. Era el cantor del pueblo, con el que Rosendo cantaba desde chiquito. Fue un golpe en la pera para el morocho”, explicó Ofelia a La Voz de Córdoba.
A pesar de eso, Rosendo le dijo que esa noche tenían que defender el tema y la palabra que le habían dado a Teresa. “El va entender porque es cantor como yo, a General Deheza iremos después”, recordó Ofelia que le dijo Rosendo.
“Teresa siempre hace ese recordatorio y la agradece haberse quedado. Porque esa noche se encontró con el cura Julián Zini y le cambió la cara. Finalmente, el tema quedó segundo en la competencia. Y si me preguntás cuál quedó primero, no recuerdo. El que quedó en el corazón de la gente fue Cielo de Mantilla”, remató.
El amor por el tema fue creciendo año tras año. “Realmente fue impresionante. Llegábamos a algunos festivales de la provincia de Buenos Aires y nos preguntaban por ese tema. Hoy es el tema. Jamás pensamos que se iba a convertir en semejante himno chamamecero. Yo no me puedo ir del escenario sin cantar ese tema. Lo cantan llorando, los más jóvenes incluso”, señaló Ofelia.
Las razones de la emoción
Consultada por las razones, apunta directamente a que la letra que trata temas tan sensibles como el desarraigo, la vida en el pueblo, la relación padre-hijo y la muerte, es una historia real sobre un hombre nacido en la pequeña localidad correntina que se mudó a Buenos Aires y nunca pudo volver.
Ofelia contó la historia mejor que nadie: “Teresa se cruzó con una señora que le pidió su atención y le contó la historia de su papá nacido en Mantilla, un pueblo muy chiquito. En sus últimos días, el hombre le había pedido que fuera al pueblo y le trajera un poco de tierra de allí. Su hija le dijo que sí, pero cuando se fue su padre falleció. ‘Le promesa he cumplido’, dice la letra. Y así fue”.
Para cerrar, señaló: “Teresa escribió la historia de ese señor y su hija con ese poder de síntesis impresionante que tiene para conmoverte en tres minutos. Por todo eso creo que a la gente le entró en el corazón”.
Martes, 24 de septiembre de 2024
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