Tras la crisis Racing con Mostaza  Merlo tendrá un tercer ciclo en Racing cuando el lunes a las 14 hs sea presentado en Avellaneda: “Este club me dio la gloria como entrenador”, dijo. Debuta el 18 ante Vélez, contra quien fue campeón.
Reinaldo Carlos Merlo sale a la puerta del Hotel Savoy, en plena Avenida Callao y se pone –otra vez– en posición de estatua para darle la mano a Víctor Blanco, a la vista de los periodistas que aguardan por una confirmación sobre el comienzo del tercer ciclo como entrenador de Racing. Hay risas y miradas y un encantamiento por el tipo que pudo conducir al equipo hacia la gloria luego de 35 años en penumbras. Pero el cine, que se ve y que se observa en esos minutos que dura la imagen congelada, es mudo. Tal vez, porque no hagan faltas palabras para la legalización de lo que hasta hace unos días era una utopía de un loco y enamorado. Mostaza es otra vez el técnico de Racing. “Este club me dio la gloria como entrenador, pero no me esperaba el llamado y bueno, me encantó, es un honor que me vuelvan a contratar”. La sencillez y autenticidad de Merlo en su discurso permanece inalterable y parte desde ese contenido emocional que lo vincula, inevitablemente, con esa pasión que se mueve a su alrededor y por la que sus hinchas hacen una mueca. Quizás, a diferencia de ese segundo ciclo que se inició en 2006 –su nombre era un grito de bronca cada vez que el equipo se quedaba sin entrenador desde aquel diciembre de 2001– esta vez no asome un alarido uniforme. Sin embargo, y como en esas relaciones que ofrecen grandes recuerdos y dejos de nostalgia, el entusiasmo puede y envalentona. Ese registro de Merlo en andas por el José Amalfitani es el cielo para una familia tipo hincha de Racing: tanto el padre como el hijo –en un alto porcentaje– conservan ese momento de felicidad como un tesoro único e irrepetible porque tal vez sea ese único momento mágico de un tipo en 47 años. El vozarrón de Merlo, inconfundible, sale de la boca como una ráfaga de viento que pega en la cara y que retumba. Callao, un rato antes de las 19 hs, es un desfile de gente que regresa a su casa luego del trabajo y que va y viene entre apuntes de facultad. Y Mostaza ahí, entre luces que se encienden en la puerta del hotel como un aura que aparece sobre su cabeza. Blanco, el presidente del club, sigue a su lado y no lo suelta, como quien disfruta de su nuevo juguete. El nuevo conductor del club, que llegó a la presidencia entre tanto forcejeo y renuncia de Gastón Cogorno y Rodolfo Molina, eligió al remplazante de Carlos Ischia entre nombres y ensaladas y llamados que guiaron, de algún modo, para que el elegido sea el ex Douglas Haig y renunciante al segundo entrenamiento en Aldosivi de Mar del Plata. “Confiamos en él en este momento, lo de Falcioni era una alternativa, de los que tenían más consenso”, admite Blanco. ¿Cómo se llegó a la decisión? En la reunión de Comisión Directiva del miércoles se elevaron nombres. Ahí, la carta de Mostaza nunca perdió peso, pero siempre quedó a evaluación y negativas de otros. En ese momento, y mientras Osvaldo Ardiles era uno de los impulsados por Adrián Fernández –actual protesorero, y quien en 2007 se acercó al micro a la salida de un partido contra Gimnasia de Jujuy para pedirle a Merlo, en carácter de hincha, que renuncie– sonó el teléfono desde la AFA. La sugerencia, ante la remota chance de buscar a un candidato con trabajo –Falcioni estaba a un ringtone- fue terminante. “Déjense de joder y cierren con Mostaza”, dicen que se escuchó en un tono de voz reconocible. Y mientras José Moscuzza, presidente de Aldosivi da su versión de la salida de Merlo –“Mostaza tiene contrato con nosotros y lo debe finiquitar"– y Pablo Campodónico –el arquero– lo sacude a la distancia –“por suerte se fue, en dos días de práctica no le pegó a un nombre, a Vildozo le decía Vildoza”– Merlo sigue con su mano sostenida y una sonrisa pintada a mano. En Racing el corazón late y siente, como esa estatua que se mueve.
Viernes, 11 de octubre de 2013
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