Futbol El fin de los buenos tiempos  La crisis institucional se agudiza día a día: hay pintadas en las casas de los dirigentes, el presidente pidió licencia y el vice 2º renunció. El equipo está último y la justicia investiga lazos entre la barra y directivos.
Por Alejandro Wall
Pedro Eusebio se levantó temprano para llevar a sus hijas al colegio y en la calle se encontró con la sorpresa: el frente de su casa estaba todo pintado. “Cómplice”, le escribieron con aerosol rojo. “Chorro”, le escribieron en negro. Todo entre signos de pesos. Eusebio, secretario de prensa de Colón, uno de los hombres de confianza de Germán Lerche, el presidente en uso de su licencia, ya había recibido varios mensajes de texto con amenazas. En redes sociales circulaban en los últimos días los números de teléfono de integrantes de la comisión directiva. Ese clima se respira en Santa Fe, en Colón, un club que hace tiempo mostraba síntomas que adelantaban lo que finalmente llegó: una crisis que que parece agudizarse cada día.
“La gestión de Lerche es comparable a lo que fueron Eduardo López en Newell’s y Julio Comparada en Independiente”, dice Nicolás Lovaisa, periodista santafesino, autor del libro Tiempo recuperado, sobre los vínculos entre la dictadura y el fútbol en Santa Fe. Lovaisa es uno de los que más ha investigado –y advertido– lo que sucede en el club santafesino, que según el último balance aprobado, en septiembre de 2012, tiene un pasivo de 60 millones de pesos. Sin embargo, sostienen los que conocen los números reales de Colón, esa cifra estaría cercana a 100 millones.
Lerche era hasta hace poco uno de los dirigentes más influyentes de la AFA. No pocas veces se lo mencionó como un posible sucesor de Julio Grondona. Pero el mes pasado Lerche pidió licencia por tiempo indeterminado mientras un grupo de socios reclamaba elecciones anticipadas. Lerche, que también dejó la comisión de Selecciones nacionales de la AFA, adujo razones médicas y personales. Ya se sabía entonces que la FIFA mantendría firme su reclamo de una quita de seis puntos debido a la deuda que el club santafesino nunca saldó con Atlante de México por la contratación de Juan Carlos Falcón. Además renunció el vicepresidente segundo, Rodolfo Sacks. Con la licencia de Lerche, el que quedó a cargo del club es el vice primero, Rubén Mocagatta.
En los últimos días, tanto Lerche –más allá de su licencia– como el ex presidente de Colón, Horacio Darrás, hicieron gestiones ante Grondona para frenar un castigo que complica al equipo en la tabla de promedios. Aunque Darrás dijo que se llevó el compromiso del jefe de la AFA para gestionar una marcha atrás de la FIFA, parece difícil un cambio de posición del organismo.
La sanción de la FIFA, más las acumulación de malas campañas y los problemas económicos, fueron el cóctel para la crisis institucional. A eso se sumó el crecimiento de su barra brava, cuyos capos, los hermanos Orlando y Quique Leiva, junto con Jorge “Caqui” Muñoz, se movían sin problemas por el club hasta que días atrás fueron acusados por un crimen en la capital santafesina. La justicia, de hecho, investiga si existen lazos entre los barras y altos dirigentes de la institución. Este año, incluso, un grupo de periodistas, entre los que estaba Lovaisa, denunció amenazas y presiones por parte de la comisión directiva.
Lerche tiene mandato hasta diciembre de 2014. El dirigente está procesado por retención indebida de tributo y tiene un embargo de 10 mil pesos, que el fiscal de la causa considera insuficiente. Lerche decía hace tiempo que su misión era que Colón fuera el Barcelona de la Argentina. Durante su gestión remodeló a nuevo el estadio, aunque tuvo que tomar anticipos por 27 millones de la AFA. “Vendió un discurso de equipo grande y mucha gente lo compró”, dice Lovaisa. Y encuentra a mano una metáfora: “Como en el uno a uno del menemismo, hay un momento en que todo explota. Y fue eéste”.
Fuente: elgrafico
Miércoles, 6 de noviembre de 2013
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