Boca Crónica de un final anunciado  Este Boca que de manera milagrosa aún tiene chances matemáticas de pelear el torneo, jugó un pésimo partido y fue ampliamenete superado por All Boys. Así y todo, la hinchada respaldó al DT.
Bien en el fondo, ahí donde la razón es reina y la bronca no tiene acceso, los hinchas, los jugadores y el cuerpo técnico saben que está bien. Que este Boca no estaba para ser campeón. Que la montaña rusa de resultados que entregó el campeonato le permitió llegar al tramo final con vida, pero que desde el juego –salvo contadas excepciones– el equipo nunca transitó a paso de candidato. Y si hacía falta alguna otra prueba de que el Inicial no estaba destinado al Xeneize, aquí está el partido frente a All Boys para demostrarlo. El tren que ya había dejado escapar en más de una ocasión le ofreció un estribo más del cual colgarse al equipo de Carlos Bianchi, con el empate de San Lorenzo en la noche del sábado. Era el momento para tomarlo por asalto. De poner los pies firmes en el vagón y mostrarles al resto de los cinco ocupantes que Boca sí se animaba a llevarse ese título del que nadie parece querer hacerse cargo. De bajarle al resto (y a sí mismo) un mensaje claro: acá está Boca y quiere ser campeón. Pero hizo todo lo contrario. Contra el Albo, el Xeneize jugó el peor partido del semestre. La actuación fue tan floja como la que había mostrado en Bahía Blanca el día que cayó 3-0 con Olimpo, pero aquella vez las bajas en la formación conspiraron contra las chances azules y oro. En esta ocasión no hay excusas. Porque la temprana lesión de Juan Román Riquelme sin dudas influyó en el devenir del partido, pero a esta altura del campeonato y con todo lo que estaba en juego, un equipo no puede permitirse desmoronarse anímica y futbolísticamente como lo hizo el conjunto del Virrey. Mientras el Diez estuvo en la cancha, el local intentó dar esa prueba de carácter que pretendía. Porque el enganche se hizo cargo del equipo, se acercó a la línea de fondo para armar juego desde abajo, metió un par de pases entre líneas que llevan su marca registrada y, con espacios para jugar por la poco comprometida marca que le aplicó Roberto Battión, hasta estuvo cerca de abrir el marcador con un remate que salió apenas al lado del palo. Pero Román apenas duró 15 minutos en el campo de juego. Y con su salida, la llama de Boca se extinguió. El ingreso de Leandro Paredes, lejos de aportar soluciones, generó problemas. Porque el pibe no sólo estuvo siempre lejos de la jugada y no se hizo cargo de la conducción del equipo, sino que también desnudó las falencias de sus compañeros de mediocampo: con Riquelme en la cancha, los futbolistas de Boca suelen descargar presiones en el Diez, al que buscan con la mirada desde el momento mismo en que la pelota les llega a los pies. Sin el enlace, y con su remplazante perdido entre la marca, los hombres del medio debieron aplicar su propio criterio en el juego. Y casi siempre decidieron mal. Con el Xeneize desangelado y un All Boys que no terminaba de decidirse entre esperar de contra o salir a buscar a un rival que se mostraba endeble aun sin que lo atacaran, el primer tiempo fue un insulto al buen gusto futbolero. La ventaja madrugadora que consiguió el visitante en el complemento modificó por completo el mapa del partido, porque a partir del 1-0 las dudas del equipo de Bianchi se potenciaron y el conjunto de Floresta entendió muy bien cómo explotarlo. Maxi Núñez, que parado como enlace había sido el hombre más flojo de la cancha en el primer tiempo, se instaló en las bandas y fue un acertijo insoluble para el fondo local. Colazo rompió líneas cada vez que encaró por izquierda y el chileno Espinoza recuperó e hizo jugar. Queda sólo para la estadística el ingreso de Gago, cuando el partido ya estaba 0-2 y Boca era una caricatura de un equipo. Es evidente que el volante no estaba en condiciones físicas de jugar todo el partido, pero lo que nadie entiende es por qué no entró antes. Así, el Albo se llevó merecidamente el primer triunfo de su historia en La Bombonera. Y le terminó de demostrar a Boca que el suyo con el campeonato era un amor no correspondido. COMENTARIO Boca jugó los 15 minutos que Riquelme estuvo dentro de la cancha. Su salida fue un calvario para sus compañeros. Desde ese momento hasta el final, el Xeneize no pateó al arco demostrando claramente la apatía que tiene cuando no están, ni Román, Ni Gago. All Boys jugó el partido con orden y paciencia. Aprovechó las ventajas que le dio su rival en la mitad de cancha y en defensa y lo mató con los goles de Battión y Matos. La ventaja pudo ser más todavía, pero los de Floresta se apiadaron del peor Boca del torneo. LA FIGURA Gonzalo Espinoza. El chileno fue el jugador de All Boys más inteligente para jugar. Vivo para comerle las espaldas a Méndez y Ledesma en la mitad de cancha, fue el que condujo los ataques de su equipo.
Lunes, 25 de noviembre de 2013
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