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Interior Las lluvias no recuperan cultivos perdidos pero aportan expectativa para el nuevo año agrícola El cielo se abrió y la lluvia finalmente fue una realidad en toda el área agrícola ganadera de la provincia, y si bien no se recuperan los cultivos que se perdieron por la sequía el agua inyecta una cuota de ánimo entre los productores que esperan poder sembrar en la próxima campaña.
SAENZ PEÑA (Agencia) - La tan esperada bendición de precipitaciones pluviales, que en la realidad de los campos era necesaria unas semanas atrás para salvar algo de lo sembrado, fue con milimetrajes dispares pero en todo el territorio provincial. En el centro chaqueño, en la ciudad de Sáenz Peña el aguacero midió cuarenta milímetros mientras que en la zona rural los pluviómetros marcaron entre los cincuenta y setenta milímetros. Los departamentos que se encuentran al sur de la ruta 16 nuevamente fueron los más beneficiados con registros, por ejemplo en el O’Higgins, de entre ochenta y cien milímetros con campos en los que la lluvia alcanzó los ciento veinte o ciento cincuenta milímetros.
Si bien la lluvia fue generalizada y provocó el mejoramiento del ánimo en todo el interior que está sintiendo la falta de actividad en las chacras, el agua caída llegó tarde para recuperar los cultivares de soja, maíz y sorgo. Tampoco el algodón, que es lo único que se está cosechando, tiene tiempo para aportar algunos kilos más de fibra. En las contrariedades que tiene esta provincia, es de señalar que para el cultivo del textil la lluvia no es precisamente de gran ayuda ya que los capullos están abiertos y los aguaceros provocan la pérdida de calidad del producto.
“No queda nada de lo que se sembró y lo que se mantiene en pie ni siquiera vale la pena cosecharlo, pero al menos la lluvia nos permite creer en la posibilidad de programar un nuevo año agrícola, siempre que podamos arreglar las cuentas pendientes de pago que nos dejan los cultivos de una campaña que fracasó”, comentó Andrés Segovia en la colonia Bajo Hondo Grande.
Dura realidad
Las precipitaciones que después de mucho rogar regaron todo el departamento Comandante Fernández y el centro de la provincia, devuelven el ánimo a los chacareros pero, lamentablemente, en el ámbito de la agricultura ya nada se puede salvar de lo que estaba sembrado.
La imagen de los campos muestra una realidad crítica. “Los días pasaron sin lluvias y las esperanzas que teníamos depositadas en los cultivos de soja, maíz y sorgo quedaron truncas por el desastre provocado por la sequía”, reseñó el ingeniero Pablo Marconich. “El fin de la campaña devuelve una imagen que muestra los daños irreversible provocados por los largos días sin humedad y elevadas temperaturas”, acota el profesional de la agronomía.
“En los departamentos del domo central algún lote excepcional con soja podría terminar medianamente bien su ciclo con esta lluvia, aunque creo que es más el deseo y la esperanza nuestra por recolectar algo que lo que es la realidad; en teoría lo que quedaba todavía verde no tendría posibilidad de reponerse por el tiempo que pasó y por el estado en que se encuentran los cultivos. La lluvia sin dudas ilusiona, pero creo que el diagnóstico está definido y es irreversible”, refirió Marconich.
Pensar en sembrar
Otro aspecto de la dura realidad en los campos del centro chaqueño es que el perfil de humedad está muy bajo, debido al déficit existente en el registro de lluvias. Estimativamente el área agrícola registra un déficit de cuatrocientos milímetros, lo que significa que el aguacero del final de la semana ayuda pero no soluciona el problema. “El suelo, en los primeros cincuenta centímetros, está reseco y para creer en la recuperación del perfil necesario para agricultura debería llover entre doscientos y trescientos milímetros como para empezar a acumular agua y creer en la posibilidad de que un cultivo aguante hasta las lluvias de primavera”, señaló realista el ingeniero Pablo Marconich.
En este marco de crudo realismo y pensando en la siembra de girasol, el profesional de la agronomía remarcó que “la oleaginosa se puede sembrar con un chaparrón de cincuenta milímetros, pero si no hay humedad acumulada en el perfil, el cultivo no va a soportar y solamente aumentará la crisis del sector”.
Manos atadas
Las lluvias devuelven la esperanza al chacarero, pero con el déficit existente todavía no le garantizan una cosecha. La realidad no esconde además otro grave problema: cómo pagará el productor los insumos del año agrícola que finaliza y quién le financiará la nueva siembra.
“El productor tiene las manos atadas porque, dejando de lado la disponibilidad de humedad en el suelo, no tendrá disponible financiamiento ni capacidad de ayuda por parte de las entidades cooperativas o desde los comercios privados que también quedarán desfinanciados con el fracaso de la actual campaña”, acotó Pablo Marconich.
Fuente: Diario Norte
Martes, 17 de abril de 2012
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