Elecciones en EE.UU. Las tres claves que determinarán las elecciones en EE.UU.: los estados decisivos, la movilización ...¿y otra sorpresa?  Hillary y Trump cierran sus campañas en Raleigh, ciudad cabecera de Carolina del Norte.
La capital de Estados Unidos no es hoy Washington; es Raleigh, ciudad cabecera de Carolina del Norte. Un cambio extraño pero adecuado para el final de una de las campañas presidenciales más alocadas y desgastantes de la historia norteamericana.
Allí, en esa ciudad de unos 500.000 habitantes, convergen hoy los dos candidatos. El republicano Donald Trump la visita durante la tarde y la demócrata Hillary Clinton cerrará allí su campaña, con un acto, a la medianoche.
Ambos buscan y necesitan los 15 votos que representan a Carolina del Norte en el Colegio Electoral. El ganador necesita 270 de los 538 sufragios; por ahora y con mucho esfuerzo, la ex secretaria de Estado lleva la delantera en ese órgano y en el voto popular.
Esa ventaja en el promedio de sondeos -condicionada tanto por los pasos en falso de Clinton como por los errores de Trump- fue como una montaña rusa a lo largo de la campaña, desde los casi 11 puntos de fines de agosto hasta el punto de la semana pasada.
Hoy, la ex primera dama llega a las elecciones con una ventaja de entre tres y seis puntos porcentuales, según la encuesta. Muy pocas veces, no más de cinco en estos meses, logró Trump empatarla o superarla en los sondeos. Tiene, además, unos 200 votos electorales potencialmente asegurados por la fortaleza histórica de los demócratas en las ciudades y en los grandes estados de las dos costas.
¿Entonces tiene ella la victoria asegurada? Para nada. Por lo menos tres factores serán determinantes mañana en la elección del sucesor o la sucesora de Barack Obama.
1) Los estados decisivos
Adictos a la cuantificación de cualquier fenómeno, los medios y las encuestadoras norteamericanos se embarcaron, durante esta campaña, en una guerra de cifras, probabilidades, promedios, caminos a la victoria. También en estos últimos, Clinton se adelanta.
De acuerdo con The New York Times, la ex senadora cuenta con 693 sendas posibles hacia la victoria en el Colegio Electoral, mientras que millonario tiene menos de la mitad, 315. El escenario más fantasmagórico, el del empate, también está presente, con 16 vías posibles.
Trump dispone ¿de? entonces, pese a su desventaja, muchos senderos a la presidencia aún. Todos ellos pasan por Florida y, en segundo lugar, por Pensilvania.
Sin esos dos estados, más que caminos, le esperan cuestas escarpadas. El candidato republicano necesita el estado del sol -empatadísimo, según los sondeos- para empezar a soñar; Hillary para terminar de hacerlo.
Si ella triunfa allí, será la sucesora, la primera presidenta norteamericana; incluso puede serlo sin esos votos. Él aún deberá triunfar en, por lo menos, Pensilvania u Ohio y sumar estados más pequeños, como Carolina del Norte, para seguir en carrera.
Y es allí, precisamente en esos estados, donde se desarrolla la batalla que probablemente termine de decidir el resultado de mañana a la noche, la de la movilización del voto.
2) La movilización
Partidos llevando a sus seguidores a votar no es una costumbre exclusivamente argentina. Más de un millón de voluntarios desplegaron este fin de semana los demócratas. Su misión fue tocar las puertas de los norteamericanos y convencerlos de que fueran a votar, o incluso acompañarlos.
En esa gigantesca operación de los últimos tres días, los hispanos demostraron ser una verdadera fuerza. En Florida y otros estados salieron en masa a persuadir a inmigrantes con papeles o descendientes de inmigrantes de la necesidad de sufragar, en especial de hacerlo en contra de Trump y de sus amenazas.
Fueron particularmente efectivos en Nevada, donde su inesperada presencia en los puestos de votación anticipada, el viernes pasado, llevó a varios expertos a pronosticar que el estado ya había sido ganado por Clinton.
Menos activo se mostraron los afroamericanos, otro de los grupos que ayudaron a elegir y reelegir a Obama y que son clave para la ex secretaria de Estado. Y a ellos los necesitará en Carolina del Norte.
Trump espera que la movilización masiva -con bastante menos recursos que su adversaria- en ese estado y en Pensilvania de sus seguidores más fieles, los blancos sin educación terciaria, lo ayude a romper el empate técnico y garantizarse una victoria en dos regiones que son condición necesaria para presidir su país.
Todos esos escenarios están condicionados, de todas maneras, a que el de mañana sea un día sin las sorpresas que tanto agitaron la carrera presidencial.
3) ¿Y si hay otra sorpresa?
Las denuncias de abuso sexual contra Trump dispararon a Hillary en los sondeos, en octubre. Pero hacia fines de ese mes, la advertencia al Congreso del director del FBI, James Comey, de que reabriría la investigación contra la ex primera dama dañó el estatus de la candidata demócrata en al menos tres puntos porcentuales, según Nate Silver, prodigio de los sondeos.
¿Pero si Silver y todas las estrellas de las cifras norteamericanas están tan errados como estuvieron los encuestadores en Gran Bretaña con el Brexit y en Colombia con el plebiscito sobre la paz?
El error estadístico de la mayoría de los sondeos es de tres puntos porcentuales; hoy la encuesta que más favorecía a Hillary le otorgaba seis puntos de diferencia y la que menos, tres.
Por lo que matemáticamente es posible el triunfo del magnate. Buena parte del mundo lo consideraría un cataclismo, pero no sería una sorpresa.
Fuente: La Nación
Lunes, 7 de noviembre de 2016
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